Mérida, Yucatán.- La reducción de las selvas tropicales, la transformación del hábitat y los cambios de uso de suelo han convertido a la Península de Yucatán en una zona de peligro de extinción para mamíferos como el jaguar, el ocelote, el oso hormiguero, el manatí y las nutrias, advirtieron expertos participantes en un foro sobre Mastozoología.
Pese al reciente informe de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) de que, mediante su Programa de Conservación del Jaguar, ha podido establecer que en el país existen cuatro mil 800 ejemplares, es decir, 800 más con relación a 2010, la investigadora Celia Selem se mostró menos optimista.
Entrevistada durante el XVI Congreso Nacional de Mastozoología, del que ella es la organizadora, planteó que la población de esos felinos tiende a ser menor, ya que cada vez es menos visto debido a la transformación del entorno natural.
Aunque hay muchos programas para protección del jaguar, las actividades del hombre y los cambios de uso de suelo han afectado a esa especie y otros felinos, afirmó.
De acuerdo con datos del Programa de Conservación del Jaguar, la presencia de éste se extiende del norte y occidente y golfo, al sur y sureste de México en un número que supera los cuatro mil ejemplares, de los cuales unos mil 850 se encuentran dispersos en la Península de Yucatán y particularmente entre 100 y 150 ejemplares en las selvas yucatecas.
Celia Selem mencionó que otros mamíferos también se encuentran en peligro de extinción o constituyen especies amenazadas tales como el ocelote, oso hormiguero, armadillo, nutria y el manatí, así como algunas especies de murciélagos.
En el tema de las nutrias, Laura Vázquez, catedrática de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Autónoma del Carmen de Ciudad del Carmen, Campeche, destacó la amplia presencia de tres especies de nutrias (dos de agua dulce y una de mar) en toda la República, vertiente del Pacífico, del Golfo y Península de Yucatán.
Expuso que en Yucatán esta especie habita cenotes, por lo que está expuesto a la afectación de los ecosistemas como contaminación, basura y presencia de sustancias tóxicas derivadas del uso de plaguicidas.
Su característica carismática y llamativa no han evitado el peligro de su extinción, dado que los pescadores la consideran una competencia.
En tanto, los consumidores adquieren abrigos, cinturones, carteras elaboradas con piel de ese animal o bien lo demandan como mascota, lo que propicia la mortandad.
La investigadora habló de la necesidad de desarrollar actividades sustentables que no afecten la biodiversidad y los hábitats o territorios naturales de las especies tropicales.
“Hay que aprender a convivir con los animales”, puntualizó.
(Jesús Mejía)