Mérida, Yucatán.- A 141 años de su estreno en el Teatro Bolshoi, la música de El lago de los cisnes de Tchaikovsky sigue cautivando al público de tal manera que se ha convertido en el más reputado ballet a nivel mundial, como lo demostró anoche en concierto la Orquesta Sinfónica de Yucatán (OSY).
El maestro Juan Carlos Lomónaco dirigió desde el podio la ejecución de la obra maestra del compositor ruso como parte del noveno programa de la XXX Temporada 2018 y logró una entusiasta y efusiva reacción del público concentrado en el Teatro José Peón Contreras.
De los ballets creados por Tchaikovsky (1840-1893), entre ellos La Bella Durmiente y El Cascanueces, sin duda El Lago de los cisnesgoza de mayor aceptación en el mundo, como ocurrió en la velada musical, en que los asistentes expresaron su entusiasmo por el trabajo de la OSY.
El concertino Christopher Collins, la arpista Ruth Bennet y el trompetista Rob Myers obtuvieron el mayor reconocimiento por su interpretación de las partes solistas de la suite del ballet compuesta para orquesta.
En ocho etapas o movimientos la OSY deleitó al público con la música de gran alcance estético del ballet, cuyas coreografías han sido interpretadas por excepcionales bailarines como Anna Pavlova y Rudolf Nuréyev, así como Mijaíl Baryshnikov.
Tchaikovsky mostró en el ballet estrenado el 4 de marzo de 1877 su genio creador que le ha permitido ser uno de los autores favoritos de los melómanos. Aunque fue un fracaso el estreno no atribuible a la música, la obra ha conquistado las ovaciones y el reconocimiento del público desde su reestreno el 15 de enero de 1895 a la fecha.
Las secciones de la suite, entre ellas el Vals, Danza de los cisnes, Escena y Danza Húngara y Danza Española cobraron relevancia y brillantez con la OSY que a sus 15 años de actividades ha adquirido madurez artística por contar con músicos profesionales.
En la parte inicial del programa, la OSY interpretó a última sinfonía, la 41, compuesta por el genio de Salzburgo, Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), con todas las característica propias de su estilo: alegre, luminoso, capaz de imbuir entusiasmo.
En 31 minutos la orquesta desarrolló los cuatro movimientos de la composición mozartiana que tuvo también una gran respuesta de los asistentes al Peón Contreras.
La sinfonía 41 de Mozart lleva el sobrenombre de “Jupiter” dado por el empresario alemán Johann Peter Salomon, quien asignó el nombre de la suprema divinidad mitológica romana para reflejar el carácter triunfal, generoso y solemne de la obra.
Los directivos de la OSY invitaron al público asistir a alguna de las cuatro funciones programadas del 13 al 16 del presente mes para escuchar la cantata escénica musical denominada “Carmina Burama”, una obra sinfónica coral de grandes dimensiones del compositor alemán Carl Orff.
(Jesús Mejía)