Mérida, Yucatán.- En respuesta a presiones y amenazas que se ciernen sobre el abasto y la calidad del agua, principalmente entre los más pobres, la Arquidiócesis de Yucatán puso manos a la obra y comenzó la integración de un decálogo en el tema.
Para la elaboración del listado se recogieron hoy entre agentes parroquiales los primeros “compromisos” que se puedan tomar como familia, parroquia y decanato.
El documento final será presentado en el Congreso Eucarístico Nacional, a celebrarse en la capital yucateca en septiembre de este año y a la que se espera a más de 10 mil representantes de las diócesis del país, así como de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Durante el segundo “Foro de Diálogo sobre el Cuidado del Agua”, organizado por la Comisión de Pastoral Social, el arzobispo Gustavo Rodríguez Vega habló del impacto de la escasez y de la contaminación.
Repasó también parte medular de la “Encíclica Laudato Si”, del Papa Francisco –sobre el cuidado de la creación y de la casa común–, emitida el 24 de mayo de 2015.
Hizo notar que esta carta del Pontífice, centrada en el Medio Ambiente y el Desarrollo Sostenible, ha tenido gran repercusión entre académicos e investigadores, pero lamentable poca en la propia iglesia católica.
Monseñor Rodríguez Vega, basado en ese mensaje, aludió de nuevo que la actividad humana no debe dañar a la naturaleza y el mejoramiento de sus condiciones de vida debe alejarse del criterio del dinero y la ganancia.
Los trabajos de los 10 (de 14) decanatos asistentes fueron coordinados por el sacerdote Raúl Lugo Rodríguez.
En el evento denominado “El agua, don precioso de Dios”, el enfoque científico lo aportaron los doctores Héctor Estrada y Ángel Polanco, quienes expusieron respecto a las condiciones del acuífero en Yucatán y la situación actual del mismo, respectivamente.
El último, advirtió de las repercusiones de la porcicultura en las fuentes del subsuelo y llamó por su nombre al consorcio Kekén como la más cuestionada en rechas recientes.
Además, alertó que el 30 por ciento de la población en Yucatán sigue consumiendo agua de pozos y de cenotes, con los graves riesgos que ello implica, como los casos de cáncer registrados en una década.
“Están bebiendo veneno, se puede decir”, aseguró Polanco en el auditorio de la Universidad Marista.
En ese contexto, compartió que un equipo, en el que participa, pronto publicará hallazgos del estudio “Contaminación del agua potable en Mérida y zona metropolitana”, a partir de un monitoreo de plaguicidas organoclorados en tomas de viviendas de 13 localidades de seis municipios.
En total se recogieron muestras en 28 puntos de Mérida, Kanasín, Umán, Conkal, Ucú y Baca.
Previo al encuentro, el sacerdote Atilano Ceballos Loeza, dirigió un ritual –con reminiscencias mayas– a favor de “la hermana agua”, una expresión que el arzobispo Rodríguez Vega definió como “espiritualidad ecológica”.
(LectorMx)