Mérida, Yucatán.- Pese a su capacidad para contrarrestar el problema de la sobreexplotación de recursos pesqueros en la costa y representar una opción laboral y económica para los productores, la acuacultura en Yucatán está en pañales y desaprovechada.

Tal es la conclusión del empresario Arturo González González, quien subrayó que mientras en otros estados la acuacultura representa un sector de gran actividad económica (en Sonora, Sinaloa y Nayarit se destinan más de cinco mil hectáreas para el cultivo de camarón), en Yucatán es incipiente, subdesarrollado.

El también presidente el Comité Estatal de Sanidad Acuícola de Yucatán A.C. (CESAY), expuso que Yucatán es un invernadero natural y la acuacultura es una opción ante las vedas, factibles de instalación y operación por la abundancia de agua y sol en el estado.

La acuacultura ya no es el futuro, es el presente, insistió el empresario al mencionar que en el estado operan 55 granjas que aportan 600 toneladas de tilapia al año, además de que las hay de camarón y de ranas, sin considerar el creciente el interés de emprendedores invertir en el sector.

El entrevistado, quien cuenta con granjas acuícolas en Ticul (sur de Yucatán), que generan una producción de cuatro toneladas anuales, indicó que mediante esas técnicas de instalación de tanques de geomembranas o sistemas acuícolas es posible reproducir camarón blanco, pulpo, tilapia, mojarra, langostinos y pejelagarto, entre otras especies.

Citó que en la actualidad existe una flota de más de cuatro mil embarcaciones ribereñas que dan sustento a 19 mil pescadores que han orientado su actividad a la captura primordialmente de pulpo (temporada del 1 de agosto al 15 de diciembre), del que Yucatán es productor número uno a nivel nacional.

De la posición que ocupa Yucatán en el ámbito nacional, refirió que es cuarto lugar en captura de langosta; sin embargo, el 30 por ciento de los ejemplares capturados están por debajo de la talla de 22.3 centímetros cuando miden hasta 60 centímetros. Con el mero rojo, Yucatán aporta el 70 por ciento de la producción del país, pero en sobreexplotación.

Por lo anterior, recalcó la necesidad de impulsar la acuacultura ya que permite recuperar en mediano plazo la inversión, aunado a que es posible realizarla en terrenos no necesariamente cercanos al mar y es posible la utilización de agua dulce para diversas especies.

De igual manera, planteó la importancia de que tantos los pescadores como los productores de granjas acuícolas recurran al CESAY para velar por la inocuidad de los procesos y garantizar la sanidad de los productos pesqueros.

(Jesús Mejía)