Mérida, Yucatán.- Pese a la fuerza y vigor que entre la cristiandad tiene el Domingo de Ramos, la confección y la venta de artilugios de palma ha bajado drásticamente, ya que la economía familiar limita su adquisición.

Constantino Rodríguez, con más de 35 años dedicados a ese oficio, indicó que cada vez más es más bajo el poder de compra de las familias, lo que ha afectado la venta tanto de los ramos como de piezas manufacturadas.

Como otros, el artesano se las ha ingeniado para dar valor agregado a la urdimbre o confección de figuras de palma, tales como velas, cruces con estampas de santos, cálices y figuras de la Virgen de Guadalupe, todas elaboradas del mismo material.

Aprovecha, como media docena de artesanos instalados en el atrio de la catedral de Mérida, la ocasión para confeccionar y vender, en este único día del año, sus piezas de palma.

Informó que la materia prima la traen principalmente del estado de Puebla. Son varios tipos de palma, que aquí en Yucatán conocen como huano, los que se utilizan en el Domingo de Ramos, dijo.

Miguel Nolasco, oriundo de Puebla es otro de los fervientes creyentes del Domingo de Ramos, ya que desde hace más de tres décadas, explicó,se dedica a la confección y venta de palmas.

“Yo veo que la costumbre de la tradición del Domingo de Ramos es fuerte, se mantiene, pero las ventas no son las mismas que las de años anteriores”, manifestó el vendedor, mientras confecciona con gran habilidad en sólo cinco minutos una trenza.

Acompañado de su pequeño hijo de unos ocho años de edad que lo apoya en las ventas, recuerda antes las familias se llevaban varias piezas ahora sólo una.

Comentó que vende todo tipo de piezas, lo mismo cruces con milagritos, cálices que imágenes de la Virgen de Guadalupe, sin faltar los ramos de albahaca, ruda y romero.

Compartió que una semana antes del miércoles de ceniza de cada año acude a la Arquidiócesis a obsequiar una cantidad variable de palmas de desecho, misma que posteriormente es incinerada para convertirla en el polvo que se aplica entre los creyentes en el inicio de la Cuaresma.

(Jesús Mejía)