Por Adela Mac Swiney González
San Sebastián.- Con la película “La odisea de los Giles”, el Festival de Cine de San Sebastián reunió, por primera vez, a uno de los actores más queridos del certamen y de muchos escenarios: Ricardo Darín y al también actor “Chino” Darín, su hijo, quienes comparten créditos, no solo en la actuación, en este filme que participa fuera de concurso en esta 67 edición.
La película está basada en “La noche de la Usina” de Eduardo Sacheri, también responsable de la oscarizada película “El secreto de sus Ojos”.
En rueda de prensa en el complejo arquitectónico del Kursaal los dos bromearon, Ricardo diciendo que la experiencia con su hijo había sido maravillosa, mientras que el “Chino”, riéndose, decía: “no tanto”, pero compartiendo esta experiencia común. “Ojalá todas las experiencias entre padres e hijos se parecieron un poco a la nuestra”, dijo el intérprete de “Un cuento chino”, “El padre de la novia”, “Truman” o “Luna de avellaneda”, mientras que el hijo subrayó la exigencia que le representó trabajar en el filme, por el doble rol.
En Argentina, el término “gil” se refiere a una persona buena, ingenua y a la vez un poco incauta, como el grupo de vecinos del pueblo de Buenos Aires que protagonizan la película, dirigida por Sebastián Borensztein, quienes deciden depositar todos sus ahorros en un banco para crear una cooperativa agrícola que, según creen, cambiará su destino.
Víctimas de una estafa, perderán todo su dinero. Liderados por Perlassi, leyenda futbolística local, estos ocho“giles” deciden que esta vez tomarán la justicia por su mano en una noche que será la más legendaria de sus vidas.
Ubicada esta película en la época del “corralito”, el actor Ricardo Darín señaló que la Argentina es la misma y los países se van construyendo con el tiempo. “Tenemos una gran gimnasia de atravesar crisis, sobrevivirlas, volver a renacer, no se si será esa nuestra característica principal, renacer todo el tiempo, pero somos un pueblo con mucha esperanza, siempre estamos esperando aprender de los errores, y ahora estoy muy esperanzado de que vamos a salir una vez más adelante”, dijo.
Añadió que hay una herramienta con la que cuenta el poder y es con “nuestra domesticación, pues somos como corderos que siguen las normas prestablecidas, obedecemos sin más, pero esta película trata sobre trabajadores que lo han hecho todo bien y se han aprovechado de ellos”.
Resaltó que uno de los objetivos que la película busca es que exista la posibilidad de lograr, un poco, un tiro para el lado de la justicia, “esa sensación de reivindicación, de reparación que a veces necesariamente tenemos que sentir ante las injusticias; todos los días nos enteramos de distintos aspectos en las que la gente se ve afectada y es importante que haya una reparación”.
El director Sebastián Borensztein hizo hicapié en que generalmente en la vida la gente no encuentra esa reivindicación, pero la película ha sido un ejercicio interesante en el que se mezclan elementos dramáticos con muchas salpicaduras de humor.
