Mérida, Yucatán.- Ejidatarios del municipio de Chocholá demandan la restitución de 612 hectáreas que, según afirman, fueron vendidas arbitrariamente y “regaladas” a empresarios.

Para ello, solicitan al Tribunal Unitario Agrario (TUA) con sede en Mérida declare ilegal una supuesta asamblea resolutiva que data del 16 de diciembre de 2012.

Mariano Quintal Novelo y Gonzalo Alcocer, dos de los cinco afectados que se reunieron en la plaza grande de la ciudad para exponer de manera pública su situación, declararon que la enajenación se hizo a espaldas y sin consultar a todos los 516 ejidatarios.

En consecuencia, unos 200 socios reclaman sean devueltas las tierras comercializas a precios ridículamente bajos.

La actual comisaria ejidal, María Sonia Flores –revelaron–, ha citado a varios ejidatarios para que desistan de sus demandas de nulidad a la asamblea ante el TUA por no haber estado presentes la mayoría de ellos.

Refirieron que las tierras cuando se trabajan son susceptibles de aprovechamiento y generar producción y riqueza.

Denunciaron también a diversos empresarios que se incorporaron a la lista de socios avecindados sin pertenecer al municipio de Chocholá.

Entre éstos mencionaron a Luis Alfonso Rodríguez Campos, Vicente de Jesús Matos Castañeda, Ramiro Matos Castañeda, Jorge Humberto Lixa Dager, Sergio Miguel Pérez, Janet Basteris Ramírez, Jorge Enrique Fernández Martín y Juan Carlos Briceño González.

Reconocieron que existe otro grupo de campesinos representados por Gloria Magaña, los mismos que presionaron para el relevo de magistrado en la Procuraduría Agraria y que mantienen su interés por vender sus tierras.

Las 612 hectáreas, de las cuales 112 fueron entregadas a empresarios porque no figuraban en el Registro Agrario Nacional, se ubican entre la cabecera municipal y el municipio de Kopomá, que es rica en vegetación y fauna, así como cenotes y aguadas.

Los inconformes mostraron fotografías de parte de los terrenos en litigio, en las que son evidentes trabajos de explotación de una calera.

Esto es motivo de preocupación en los ejidatarios, dado el proceso a deforestar y a destruir los cuerpos de agua existentes.

(Jesús Mejía)