Mérida, Yucatán.- Las grandes inversiones que llegan a la Península de Yucatán extenderán las prácticas de especulación y despojo de tierras, así como la división de las comunidades, y podrían empeorar la afectación a recursos vitales, entre ellos el agua.
Es la valoración del doctor en Ciencias Políticas Iván Franco Cáceres, cuyos detalles compartió en la ponencia “4T, empresarios y mega-región”, en el marco del Foro Impacto de Megaproyectos y el Tren Maya.
El encuentro, continuación del efectuado en septiembre en la Ciudad de México y Mérida, refuerza la documentación y reflexión respecto del arribo de enormes capitales a la zona.
“Ha sido un proceso que ha ido creciendo”, puntualizó el experto del Centro INAH-Yucatán.
En entrevista, advirtió de los impactos negativos, aunque también significan puestos de trabajo “a veces muy buenos para población que ni siquiera es de acá”.
En perspectiva, citó cómo en los años noventa y dos mil, sobre todo, la riqueza mineral atrajo miradas de inversionistas y después, con la tecnología para entender los vientos y la energía solar, se destaparon los megaproyectos.
Con ello, explicó, comenzó el flujo de inmobiliarias, con orientación al turismo, y más tarde aterrizaron las energías eólicas y solares, incluso con anunciadas intenciones de la industria petrolera.
Del Tren Maya, ponderó que “pudiera ser un derroche de recursos”, ya que hasta en Europa existe cierto escepticismo en cuanto a su sustentabilidad, en particular en lo financiero.
“Ellos lo dicen con conocimiento de causa”, asentó, en alusión al uso masivo de esa red de transporte en el viejo continente.
“El Tren Maya, por el contrario, lo que va hacer es generar condiciones de especulación, despojos y de conflictos entre las comunidades”, vislumbró Franco Cáceres.
Sin minimizar las implicaciones ambientales y sociales, ahondó en la disponibilidad y distribución del agua, ya desde ahora bajo presión por efectos del cambio climático, con falta de lluvias y la presencia sequías, así como por los actuales sistemas de extracción del subsuelo y aspectos de “control monopólico” en ciertos puntos.
“Un tren de esta naturaleza lo que va a hacer es agudizarlo”, auguró.
El investigador anticipó que los miles de pasajeros movilizados requerirán agua para sus servicios, por lo que es “muy elevado” el riesgo y no hay certeza de si la península esté preparada para ello.
“Vivimos en un modelo de economía y de desarrollo que no piensa tanto en los seres humanos, y sí termina por inclinarse más en los bienes y en los intereses, y en la acumulación de pequeños grupos”, sentenció.
(LectorMx)