Mérida, Yucatán.- La escenificación de la Pasión y Muerte de Jesucristo cumplió el ritual de cada año en templos católicos de Yucatán y la Catedral de Mérida, pero a puertas cerradas.

La tradicional representación de la cabecera municipal de Acanceh se llevó a cabo en la explanada de la casa ejidal –no en la plaza principal como es costumbre–, en cumplimiento del aislamiento social vigente para prevenir la propagación del coronavirus (Covid-19).

Por primera vez en 39 años, acceso restringido sólo a quienes intervenían en la escena, de una a dos personas por estación: Poncio Pilatos, el que se lava las manos, el más elocuente en esta emergencia sanitaria.

Luego, Simón de Cirene, el que ayuda con la pesada carga; la Verónica, quien limpia el rostro golpeado del Mesías, las abnegadas Mujeres de Jerusalén, la madre María y Juan, el primo. En ese orden de aparición acompañaron a Andrés (Medina Chalé), en el papel central del de Nazareth.

Por las medidas preventivas se suprimió la participación de Dimas y Gestas, los dos ladrones que flanqueaban en Monte Calvario.

El recorrido recortado requirió apenas de 40 minutos. Lejos del año pasado que tuvo 120 actores locales y “extras”, y la asistencia estimada entonces en mil 600 personas.

A partir de la tercera estación, los protagonistas realizaron peticiones: tomar en serio las recomendaciones contra el Covid-19; confiar en la tarea de los profesionales de la salud y valorar el bienestar de los mismos. Por no caer en el miedo y la histeria; por empresarios y obreros, afectados por la crisis; por los investigadores que encuentren una cura eficaz; así como por quienes guardan cuarentena.

Tercera estación

Pidamos en esta situación para que no caigamos en la tentación de la frivolidad, de no tomarnos en serio las recomendaciones que nos hacen para evitar posibles contagios, cuidando nuestra salud y la de los demás.

Cuarta estación

Pidamos en esta estación la intercesión de la Virgen María y que confiemos en la tarea de tantos profesionales que velan como madres por nuestra salud y nuestro bienestar.

Quinta estación

Pidamos en esta estación por los profesionales sanitarios, médicos, enfermeras, auxiliares, por todo el personal de los hospitales que son los cireneos que ayudan a los enfermos a vencer la enfermedad. Que Dios les proteja, les cuide, les fortalezca y les ayude en esta hora difícil.

Sexta estación

Pidamos en esta estación por las personas que de manera altruista ayudan, colaboran, se solidarizan, aportan su tiempo y su don para estas necesidades, como acarrea una situación como ésta.

Que aprendamos a estar a lado de los que sufren sin estigmatizar a nadie.

Séptima estación

Pidamos en esta estación para que no caigamos en el miedo, en la histeria, en la desesperanza que conducen a nada.

Que el Señor nos dé serenidad para afrontar esta situación de emergencia que nos toca vivir.

Octava estación

Pidamos en esta estación por tantos creyentes como estos días rezamos para que Dios aparte del mundo este mal del coronavirus. Que Dios escuche y atienda nuestras oraciones.

Novena estación

Pidamos en esta estación por quienes sufren los daños colaterales de esta crisis. De un modo especial por los empresarios que ven peligrar su medio de subsistencia y por los obreros, que como consecuencia se quedan sin trabajo. Que pronto todo vuelva a la normalidad.

Décima estación

Pidamos en esta estación por los investigadores que buscan un remedio de curación eficaz, para que sus trabajos puedan pronto dar fruto.

Undécima estación

Pidamos en esta estación por todos lo que guardan cuarentena. Bien por tener el virus, bien por haber convivido con personas infectadas.

Que el Señor les dé paciencia y que ese tiempo les sirva de provecho para reflexionar sobre la propia vida y sobre la necesidad que tenemos de Dios.

En la catedral metropolitana, el arzobispo Gustavo Rodríguez Vega, junto a integrantes del clero, presidió la ceremonia religiosa sin público. El evento fue compartido en transmisión en vivo por redes sociales.

La Séptima Palabra: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, fue pronunciada por monseñor también en lengua maya.

“Vivimos una situación muy difícil en estos tiempos, en México están muriendo muchos más, muchas personas más por la violencia, por la inseguridad, que por la pandemia del coronavirus. Pidamos por eso perdón al Señor, pero también hay muchos que están muriendo por esta pandemia y vamos a pedirle al Señor que reciba en sus manos el espíritu de quienes hoy van a morir…”, expresó.

En épocas normales el Viacrucis Viviente es escenificado en unas 200 parroquias y recintos en Yucatán.

(LectorMx)