Mérida, Yucatán.- La llegada del polvo del Sahara a la Península de Yucatán prendió los focos de alerta de investigadores de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) debido al impacto que tiene en la calidad del aire que respiramos en Mérida.

De hecho, ya generó su primera consecuencia y no fue precisamente de salud sino “política”: un “choque” entre especialistas de esa de estudios.

El conflicto surgió porque la UADY descartó riesgos a la salud por efectos del polvo, pero estudios de su propia Facultad de Ingeniería Química revelan que es una de las fuentes de contaminación de mayor impacto en la ciudad.

Ayer, cuentas oficiales de redes sociales de la UADY –la del Centro de Investigaciones Regionales (CIR) “Hideyo Noguchi” y la del Centro del Comité Institucional para la Atención de los Fenómenos Meteorológicos Extremos– publicaron sendos comunicados que daban por sentado que el polvo del Sahara no causaba ningún daño a la salud.

Una estudiante de Química, Marisol López, les solicitó el “respaldo” científico de tal afirmación, pero nunca le contestaron.

La alumna quien precisamente investiga contaminantes en el aire que respiramos en Mérida, explica (y advierte) en un vídeo de la página “Existencia sustentable” (en Facebook) que si bien el polvo del Sahara trae beneficios es, también, una de las fuentes que causan los mayores “eventos” de baja en la calidad del aire en la capital yucateca. Dice que, desde su punto de vista, los niveles de contaminación sí le preocupan.

Desde 2017, el director de laboratorio montado por el Centro de Ciencias de la Atmósfera y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que funciona en la Facultad de Química de la UADY, Daniel Rosas Sánchez, alertó de tres fuentes que “ensucian” el aire que respiramos: las quemas, los vehículos automotores y el polvo del Sahara. En ese año, en dos ocasiones Mérida rebasó el límite permitido por normas internacionales de salud de las llamadas partículas PM10 y PM 2.5.

Ambos profesionales publicarán próximamente sus más recientes hallazgos sobre el tema, en el que incluyen datos sobre el impacto contaminante del polvo del Sahara que año con año llega a la Península de Yucatán.

A la polémica se sumó la Coordinación Estatal de Protección Civil del Estado de Yucatán (Procivy) al establecer que el fenómeno no representa riesgo alguno por sus bajas concentraciones.

El desplazamiento durará hasta el próximo viernes 26 de junio, por lo que se prevén días de brumosidad con tardes rojizas, escasas lluvias y bajo contenido de humedad en el ambiente.

El polvo del Sahara ha recorrido con dirección este-oeste más de ocho mil kilómetros desde la parte continental del norte de África, Océano Atlántico, las Antillas y ahora la Península de Yucatán, un fenómeno cíclico.

El Sahara es el desierto más grande del planeta, ocupa la mayor parte de África del Norte y su extensión abarca parcialmente a 11 países de ese continente, con una superficie equivalente al territorio de China o Estados Unidos.

El Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) detalló que la masa de aire muy seca y cargada de polvo se forma en el desierto de Sahara cada verano y se mueve hacia el Atlántico, ocupando una vertical de entre mil 500 y seis mil metros de altura.

Los expertos en meteorología han observado que la mancha, que ha sido rastreada en el Mar Caribe, Centroamérica y el Golfo de México, puede tener un efecto sobre la formación de los ciclones tropicales y su intensidad.

Al encontrarse con un ciclón tropical, el polvo del Sahara suprime las corrientes de aire ascendentes, y los vientos horizontales que lo transportan cambian significativamente la dirección.

Los estudios sugieren que puede reducir la formación de nubes, por lo tanto habría menor posibilidad de que se desarrollen los ciclones tropicales en el Atlántico, resalta en un análisis Cenapred.

Pese a que no representa peligro significativo para la población, Cenapred advirtió que algunas personas sensibles pueden eventualmente manifestar molestias.

Por ello, publicó las siguientes recomendaciones:

1) Las personas con enfermedades respiratorias crónicas (EPOC o asma), adultos mayores, mujeres embarazadas y niños deben usar protectores respiratorios tales como mascarillas o un pañuelo de tela húmedo para cubrir nariz y boca.

2) Si tiene sensación de cuerpos extraños en los ojos, lávese con abundante agua. Es preferible utilizar agua potable, hervida o clorada. Lavarse las manos antes de iniciar el procedimiento.

3) Cubrir las fuentes de agua como pozos, recipientes o estanques de almacenamiento de agua para evitar contaminación.

4) Utilizar equipo de protección personal como gafas, cubreboca o pañuelo de tela húmedo para cubrir nariz y boca.

5) Humedezca el piso de su casa antes de barrer para evitar la resuspensión del polvo que pudiera acumularse en el suelo.

(LectorMx)