Por Adela Mac Swiney González

Madrid, España.- Con una amplia zona del trabajo artístico y de la producción escritural del creador mexicano Alfredo Castañeda, la Casa de México en España acoge la exposición “De la mano del maestro”, con diversas piezas concebidas en diferentes formatos y técnicas.

La muestra podrá disfrutarse hasta el próximo 20 de septiembre de abril y está curada por Marina Castañeda Matos, la propia nieta del artista, con 32 obras montadas en dos salas que llevan de la mano a descubrir la vida de este reconocido pintor, pensador y poeta mexicano que comparte su vida en un recorrido muy familiar.

La exposición presenta por primera vez al público la serie de tintas inconclusas “Fugacidad”, que se materializa en una instalación amplia y ligera, concebida como única, que retiene esos instantes fugaces que acabaron tomando forma en sus óleos o grabados.

Castañeda (Ciudad de México; 1930 – Madrid; 2010) tenía el alma dividida entre sus dos tierras, España y México.

La Casa de México en España señaló que hizo de su obra algo insólito y maravilloso; un universo lleno de recuerdos, visiones, obsesiones, reflexiones, evasiones, sensaciones, sueños y ensueños.

“Inventó un lenguaje figurativo, alegórico y simbólico, en donde las imágenes provienen de su mundo interno y de la traducción personal de la realidad exterior. Un mundo pletórico de circunstancias, en el cual la poesía y la teología han tenido un papel predominante”, agregó.

La comisaria de la muestra, Marina Castañeda Matos aseguró que esta muestra surge de la visión de la obra de Alfredo Castañeda a través de los ojos de nuevas generaciones y desvela el poder de la mirada.

“El artista vive en los jóvenes que, entrenados en lo visual, navegan en la multidisciplinariedad de forma natural, tienden hilos y reinterpretan de forma intuitiva y directa la obra de Castañeda. Estas conexiones se tejen en el espacio, se entrelazan en el tiempo, conectando el mundo terrenal y el mundo interior del pintor”, anotó.

Para Marina Castañeda, el maestro conversa con los estudiantes, los jóvenes escuchan y responden en el espacio, creando un diálogo con las obras “y nos ayudan a encontrar las horas, el lugar y el estar para la contemplación. Rescatan y comparten algunos de los secretos y pensamientos íntimos del artista”.

Se refirió al escritor mexicana Alberto Ruy Sánchez, quien aseguró que la pintura de Castañeda habla de ese anhelo espiritual, de esa necesidad de emprender un viaje o de estar ya en él.

“Un viaje que se sabe lleno de obstáculos, de encuentros inesperados y nuevos retos y en el que la búsqueda de un todo místico lo lleva a desear unirse con aquello que lo rebasa. El pintor se pinta a sí mismo, solo o multiplicado pero siempre frente a un vacío. Puede ser el mar, un campo inmenso o la nada”, expresó en su momento Ruy Sánchez.

La comisaria de la muestra pidió observar los mares de Castañeda “y dejar que curen nuestros miedos. Celebremos lo instantáneo y reflexionemos sobre lo que perdura. Estas conexiones se narran en la muestra con un hilo de color rojo, el cual teje el espacio y te dan la mano a conocer el mundo terrenal y el mundo interior del artista”.