Mérida, Yucatán.- Los cubrebocas, las caretas, la sana distancia y el uso frecuente de sanitizantes o antibacteriales marcaron los festejos patrios este año.

La noche del Grito, sin concentraciones masivas, y el 16 de septiembre, sin desfiles, por primera vez mostraron un escenario inédito.

El apotegma o máxima “La Patria es Primero” –del general Vicente Ramón Guerrero Saldaña, uno de los jefes del movimiento insurgente en la guerra de Independencia de México– quedó rebasado y contrastado con las medidas preventivas de salud que imperaron en estos días.

En la capital del país, no hubo parada militar, pero sí entrega de reconocimientos al personal del sector salud que ha luchado contra el Covid-19.

Un total de 58 condecoraciones “Miguel Hidalgo” a médicos y enfermeras.

El presidente Andrés Manuel López Obrador no encabezó la ceremonia desde el balcón central de Palacio Nacional, sino desde un templete, junto con su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, integrantes de su gabinete, y los titulares de los otros dos poderes.

Ausentes: los contingentes o batallones de soldados, marinos, pilotos y guardias nacionales.

En esta ocasión sólo se pudo apreciar el salto de elementos militares en paracaídas, deslizamientos en soga y un espectáculo aéreo.

En Yucatán, Campeche y Quintana Roo, como en todas las entidades federativas, la conmemoración por el 210 aniversario del inicio de la lucha libertaria también fue distinta.

Los actos oficiales dieron realce al “toque de silencio” por las personas que han perdido la vida a causa de Covid-19 y un minuto de aplausos en homenaje al personal de salud que libra batalla en el primer frente desde hace seis meses.

En la plaza grande de Mérida, el gobernador Mauricio Vila Dosal, acompañado de autoridades civiles y militares, izó la bandera nacional, sin presencia de público, ni invitados.

En Chetumal, el mandatario de Quintana Roo Carlos Joaquín González presidió el protocolo, al igual que en Campeche hizo lo propio su homólogo Carlos Miguel Aysa González.

(LectorMx)