Por Adela Mac Swiney González
Madrid, España.- A punto de finalizar 2020, la organización no gubernamental Greenpeace hizo su balance anual en el que destaca que uno de los logros es que ciudades de todo el mundo, tras el confinamiento, comienzan a transformarse dando más espacio a la movilidad sostenible y a las personas, aunque lamentó que cinco años después de la firma del Acuerdo de París, los compromisos de los países siguen siendo insuficientes para ntar la emergencia climática.
El director de Greenpeace en España, Mario Rodríguez, afirmó que “termina uno de los años más difíciles de la historia reciente. La pandemia ocasionada por la Covid-19 nos ha hecho ver que hace falta un cambio profundo para afrontar las múltiples crisis que estamos viviendo”.
Aseguró que “tenemos que ser optimistas y apostar por un futuro justo para las personas y para el planeta, donde no se olvide a los más vulnerables” y añadió que “la buena noticia es que es posible hacerlo. Es ahora o nunca”.
Entre lo mejor de 2020 a nivel internacional es que Europa afronta la crisis social y económica del coronavirus dotando a los países de un fondo sin precedentes para la recuperación verde y justa, así como el hecho de que más de un millón de personas hayan demandado una ley europea contra la deforestación, siendo la mayor consulta de la Comisión Europea sobre temas ambientales.
Asimismo, que China, que es la mayor fuente de dióxido de carbono (CO2) del mundo, responsable de alrededor del 28 por ciento de las emisiones globales se compromete a llegar al tope de emisiones de carbono antes de 2030 y alcanzar la neutralidad en sus emisiones en 40 años.
Entre lo peor de 2020 a nivel internacional, destaca que el pasado mes de mayo se alcanzaron 417 partes por millón de CO2 en la atmósfera, el máximo en la historia de la humanidad.
Además, que cinco años después de la firma del Acuerdo de París, los compromisos de los países siguen siendo insuficientes para afrontar la emergencia climática, lo que se suma a que la Unión Europea (UE) ha aprobado un nuevo objetivo de reducción de emisiones insuficiente.
En sólo un año, el que ahora concluye, la selva amazónica ha perdido 626 millones de árboles en una superficie equiparable a un millón y medio de campos de futbol, la cifra más alta de la década, además de que el hielo marino en el Ártico alcanzó el segundo mínimo histórico jamás registrado y ya ha perdido dos tercios de su volumen.
Para Greenpeace, en 2021 se debe retomar la agenda internacional para frenar la pérdida de biodiversidad con la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica y establecer nuevos objetivos globales, incluido el de proteger total o completamente el 30 por ciento de los océanos para 2030, un objetivo que los científicos consideran crítico para prevenir lo peor del colapso de los ecosistemas en los océanos y evitar un cambio climático desbocado.
Asimismo, la seguridad humana debe ponerse en el centro de las políticas para dar respuesta a las grandes crisis del tiempo actual como la sanitaria, la ecológica y de desigualdad, frente al discurso securitario que antepone soluciones basadas en el control social y el gasto militar.
(LectorMx)