Mérida, Yucatán.- Una de las tradiciones más arraigadas en Yucatán y en el país, que conlleva romerías y concentraciones multitudinarias, es la presentación del Niño Dios y la celebración de la Candelaria, festejos ahora restringidos por la pandemia.
Las limitaciones para la conmemoración comunitaria y la fiesta popular no han sido la excepción.
El obispo auxiliar Pedro Mena Díaz encabezó la eucaristía correspondiente en el templo dedicado a la imagen con la presencia sólo de 18 personas como lo dictan las normas sanitarias para ese tipo de encuentros religiosos.
Decenas de personas se quedaron sin poder ingresar al recinto que, en años anteriores, su patio interior y atrio lucían atiborrados de familias con sus Niño Dios, así como vendedores de tamales, panuchos, salbutes y otros antojos.
Después de oficiar misa, el prelado llevó en una camioneta a la virgen descubierta por calles a la redonda del Centro Histórico de Mérida, sin procesión alguna, para luego retornar a la capilla.
Integrantes del Mariachi “Palmeros” acudieron para llevar las tradicionales Mañanitas y otras canciones, mientras decenas de feligreses tuvieron que observar la escena y aplaudir desde las rejas exteriores del inmueble.
Así, la iglesia de la Candelaria, ubicada en el cruce de las calles 64 por 67, permaneció cerrada por disposición de las autoridades sanitarias y aceptadas por la Arquidiócesis.
Unas cuantas personas llevaron su Niño Dios en su ajuar y otras permanecieron en las afueras, como reflejo de los efectos del Covid-19.
(LectorMx)