Mérida, Yucatán.- El confinamiento o el aislamiento en casa durante la pandemia ha propiciado entre la población un aumento de la obesidad o de grasa corporal, lo que debilita el sistema inmune y lo hace vulnerable ante el nuevo coronavirus, advirtió una especialista.
La nutrióloga Zazil Olimpia Nájera Ortiz aludió a reciente estudio del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) que señala que el 28 por ciento de los pacientes con Covid-19 en México presenta problemas de obesidad.
El porcentaje de pacientes con coronavirus obesos puede ser superior en Yucatán, ya que su población adulta presenta los índices más altos de masa corporal a nivel nacional (48 por ciento), expuso la egresada de la Universidad Marista.
Explicó que la obesidad implica un trastorno en el metabolismo de la persona afectada, lo que deriva en el debilitamiento de sus defensas, por lo que es propensa a contraer infecciones virales, además de padecimientos crónico- degenerativos como la diabetes e hipertensión arterial.
Según el INSP, las personas con obesidad, diabetes y/o hipertensión tuvieron casi dos veces más posibilidades de desarrollar Covid-19 severo al ingreso hospitalario, comparados con aquellos libres de estas comorbilidades.
En ocasión del Día Mundial de la Obesidad, Nájera Ortiz externó que existe preocupación entre los profesionales de la salud por la tendencia creciente de la población del país y en particular de Yucatán hacia la obesidad por la vida sedentaria que ha provocado el confinamiento en estos tiempos de pandemia.
Ganadora del segundo lugar nacional en un certamen de nutrición organizado por la Asociación Mexicana de Miembros de Facultades y Escuelas de Nutrición A.C. (AMMFEN), refirió que el confinamiento es factor que ha propiciado mayor peso y grasa corporal en las personas.
El quedarse en casa –abundó– trajo consigo el aumento de las porciones, la disposición de los alimentos todo el día, a lo que hay que agregar el trabajo de oficina en el hogar y la predilección de productos altos en harinas y grasas como panes, galletas y refrescos.
La profesionista planteó que el aislamiento generó otros trastornos como la ansiedad y la depresión, que también tienen relación estrecha con la alimentación, ya que influyen en mayor consumo, sobre todo dulces.
La parte emocional –diagnosticó– ha propiciado actitudes compulsivas hacia la comida.
Nunca es tarde para hacer un cambio de hábitos, no importa la edad. Sin bajar la guardia, necesitamos aprender a comer y alimentarnos mejor y para ello es recomendable acudir con un profesional de la nutrición, recomendó la nutrióloga.
Llamó a permanecer en casa pero con una vida más saludable, es decir, ser más activos, caminar, realizar ejercicio, no caer en el sedentarismo de ver sólo televisión o películas, e incrementar el consumo de agua, frutas y verduras en cantidades adecuadas.
(LectorMx)