Mérida, Yucatán.- Mitos, rumores, mentiras y suposiciones se han tejido sobre la operación de las calesas con fines turísticos en la capital yucateca.

Es la respuesta de la Unión de Conductores y Pequeños Propietarios de Carruajes del Estado de Yucatán (UCPPC), al salir al paso de agrupaciones que han denunciado maltrato animal en esa actividad.

“Nuestros caballos son parte de nuestra familia. Nosotros nacimos prácticamente entre las patas de los caballos”, dijo Eduardo de Jesús Echeverría Ayala, secretario general de la UCPPC.

En conferencia de prensa, afirmó que los equinos que utilizan como arrastre se encuentran en óptimas condiciones físicas, son verificados cada semana y cuentan con cartilla de salud otorgadas por profesionales de la Facultad de Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Autónoma de Yucatán.

Acompañado de los socios Carlos Medina Uicab y José Raúl Ruz Cano, así como del MVZ José Blanco Molina –quien brinda asesoría al gremio y atención a los corceles–, Echeverría Ayala reveló que 75 familias en Mérida dependen de manera directa de las calesas.

“Al pasar el tiempo, las asociaciones civiles animalistas nos han golpeado, nos han juzgado y nos han criticado por el uso del caballo…”, se quejó.

Refirió que las calesas constituyen una tradición de más de 100 años en Yucatán, ya que fue el primer transporte público local con hasta 800 unidades circulando en Mérida en la época del “oro verde”.

“Ahorita hay una campaña de desprestigio hacia nuestro trabajo, hacia nuestra cultura, nuestra tradición, respecto a los caballos”, dijo el dirigente, quien defendió que se encuentran dentro de la ley y cumplen requisitos de la flora y fauna.

“No estamos en contra de los animalistas, ellos pues hacen sus marchas, hacen sus plantones y están en todo su derecho, pero no tienen derecho a agredirnos como ocurrió la semana pasada”, reprochó.

Echeverría Ayala negó que los caballos caleseros sean explotados con largas jornadas sin descanso, que se encuentren expuestos faltos de agua y sin control bajo el inclemente sol.

“Hay un desprestigio o una mala información respecto a este caso, a veces se portan agresivos con nosotros, cuando en realidad nosotros tratamos de darles vida lo mejor posible; es más primero en nuestras familias comen ellos y luego comemos nosotros, son nuestro motor, son parte de la familia”, sostuvo.

En cuanto a la propuesta de transición hacia vehículos eléctricos, manifestó disposición al diálogo con las autoridades para analizar la viabilidad de la conversión como ha ocurrido en la ciudad de Guadalajara, Jalisco.

No obstante, descartó la desaparición de este medio de subsistencia y apostó a la coexistencia de ambos modelos.

“Pero lo que son las calesas tiradas por caballos van a estar mucho tiempo, lo aseguro; se puede trabajar en común acuerdo con el Ayuntamiento de Mérida y pues trabajar en orden como lo hemos hecho”, acotó.

Luego, advirtió que cada máquina eléctrica cuesta de 700 a 800 mil pesos, y sólo la batería tiene precio estimado en 100 mil pesos con duración de dos años.

“Tenemos que platicarlo, en qué circunstancias. No estoy diciendo que voy a aceptar una calesa eléctrica. Nosotros no tenemos el presupuesto, no tenemos el poder económico”, aclaró.

“No estamos cerrados a conversar sobre este tema”, recalcó el declarante, quien vislumbró una posible reunión con el candidato del PAN a la Alcaldía de Mérida, Renán Barrera Concha.

Según compartió, el costo de un traslado de cuatro a cinco personas oscila entre 300 y 400 pesos.

En temporadas bajas se consigue 1 vuelta y pueden pasar dos o tres días sin recorridos.

En temporadas altas o de vacaciones: se logran de tres o cuatro vueltas espaciadas en lapso de ocho horas, de 35 a 40 minutos cada circuito que se puede prolongar hasta 1 hora.

El médico veterinario Blanco Molina expresó que los equinos son sometidos a estrecha vigilancia para atender cualquier incidente, enfermedad o impedimento físico.

Cuando presentan algún síntoma de enfermedad o accidente son retirados de inmediato, confirmó.

(LectorMx)