Por Adela Mac Swiney González

Madrid, España.- La artista serbia Marina Abramović fue galardonada hoy con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2021 tras destacar el jurado que su obra es parte de la genealogía de la performance, con un componente sensorial y espiritual anteriormente no conocido.

“Cargado de una voluntad de permanente cambio, su trabajo ha dotado a la experimentación y a la búsqueda de lenguajes originales de una esencia profundamente humana”, señaló el acta del jurado que anunció hoy su fallo.

Agregó que la valentía de Abramović en la entrega al arte absoluto y su adhesión a la vanguardia ofrecen experiencias conmovedoras, que reclaman una intensa vinculación del espectador y la convierten en una de las artistas más emocionantes de nuestro tiempo.

La hoy premiada manifestó sentirse “conmovida, honrada y orgullosa de haber recibido este prestigioso premio” y añadió que “la vida de un artista no es tarea fácil. Requiere sacrificio personal, plena dedicación y compromiso con su trabajo”.

Marina Abramović nació en Belgrado (Serbia, entonces Yugoslavia) el 30 de noviembre de 1946. Estudió en la Academia de Bellas Artes de Belgrado (1965-1970) y completó sus estudios de postgrado en la Academia de Bellas Artes de Zagreb (Croacia, 1972).

Entre 1973 y 1975 enseñó en la Academia de Bellas Artes de Novi Sad y en 1976 abandonó Yugoslavia para instalarse en Ámsterdam, ciudad en la que conoció al artista germano-occidental de performance Uwe Laysiepen, Ulay, con el que empezó a colaborar explorando los conceptos de ego e identidad artística, las tradiciones de sus respectivos patrimonios culturales y el deseo del individuo por los ritos.

Se vestían y se comportaban como gemelos y crearon una relación de completa confianza. En 1988 decidieron hacer un viaje espiritual, The Great Wall Walk, con el que concluiría su relación: ambos caminarían por la Gran Muralla china, comenzando cada uno por el extremo opuesto y encontrándose en el centro para darse un último abrazo.

Según la crítica, el trabajo de Abramović explora “los límites del cuerpo y la mente” a través de performances arriesgadas y complejas en una constante búsqueda de libertad individual.

Empezó su carrera como artista de performance en los años setenta y después de sus primeras actuaciones en solitario, “Ritmo 10” (1973), “Ritmo 5” (1974), “Ritmo 2” (1974) y “Ritmo 0” (1974), y tras conocer a Ulay, ideó con él una serie de trabajos en los que sus cuerpos creaban espacios adicionales para la interacción con la audiencia.

En 1997 presentó la pieza Balkan Baroque en la Bienal de Venecia, por la que recibió el León de Oro a la mejor artista. En 2005 presentó en el Solomon R. Guggenheim Museum (Nueva York) Seven Easy Pieces: en siete noches consecutivas recreó los trabajos de artistas pioneros de la performance en los años sesenta y setenta, además de dos obras propias, Lips of Thomas y Entering the Other Side (1975 y 2005, respectivamente).

En el año 2010 se inauguró en el MoMa de Nueva York una gran retrospectiva de su obra que incluyó registros en vídeo desde la década de los setenta, fotografías y documentos, una instalación cronológica con la recreación por actores de acciones realizadas previamente por la artista y la presentación más extensa realizada por Abramović: 716 horas y media sentada inmóvil frente a una mesa en el atrio del museo, donde los espectadores eran invitados por turno a sentarse frente a ella, a compartir la presencia de la artista.

En 2013 se estrenó el documental sobre esta retrospectiva “La artista está presente”, dirigido por Matthew Akers, que fue nominado a mejor documental en el Independent Spirit Awards 2013 y recibió el Premio del Público al mejor documental en el Festival de Cine de Berlín 2012.

De esa experiencia surgió la idea para crear el Marina Abramović Institute (MAI), un centro de arte situado en Hudson (Nueva York) en el que se realizan todo tipo de actos culturales, talleres y exposiciones relacionados con la performance y el arte contemporáneo.

En 2011 estrenó “Life and Death of Marina Abramović”, con montaje de Robert Wilson, un cruce entre el teatro, la ópera y el arte visual. En 2016 publicó su autobiografía “Walking Through Walls” (Derribando muros) y en 2018 debutó como directora de escena operística en la obra Pelléas et Mélisande en la Ópera de Flandes.

En 2020 estrenó “Seven Deaths of Maria Callas”, un montaje operístico en torno a la figura de la diva; ese mismo año, la Royal Academy of Arts programó una retrospectiva sobre la obra de la artista serbia que tuvo que ser pospuesta a 2023 debido a la pandemia del Covid-19.

Condecorada con la Cruz de Comendador de Austria y doctora honoris causa por la Universidad de Plymouth (2009), Abramović ha recibido, entre otros premios, el León de Oro al mejor artista en la Bienal de Venecia (1997), el Niedersächsischer Kunstpreis (2003), el New York Dance and Performance Award (2003) y el Cultural Leadership Award de la American Federation of Arts (2011).

Los Premios Princesa de Asturias están destinados, según los Estatutos de la Fundación, a galardonar “la labor científica, técnica, cultural, social y humanitaria realizada por personas, instituciones, grupo de personas o de instituciones en el ámbito internacional”.

Conforme a estos principios, el Premio Princesa de Asturias de las Artes se concederá a “la labor de cultivo y perfeccionamiento de la cinematografía, el teatro, la danza, la música, la fotografía, la pintura, la escultura, la arquitectura y otras manifestaciones artísticas”.

(LectorMx)