Mérida, Yucatán.- Gigantescas nubes de polvo provenientes del desierto de Sahara, África, cubrirán de nuevo el cielo de la península de Yucatán a partir de este viernes sin que ello represente riesgo alguno para la población.

La Coordinación Estatal de Protección Civil emitió este miércoles el monitoreo sobre la enorme mancha que ya se encuentra en el Atlántico y Mar Caribe, por lo que pronosticó que del 9 al 12 de julio cubrirá territorio yucateco.

La Comisión Nacional de Agua (Conagua) calculó que serían cinco mil kilómetros de extensión.

Tal como ocurrió en junio del año pasado, las micro partículas volverán brumosas y más secas las mañanas y tardes, lluvias escasas y dispersas. Para el 14 del presente mes, se prevé otra oleada contaminante.

Conforme a la observación de Conagua y del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), el polvo del Sahara se desplaza rumbo al Golfo de México y podría también alcanzar a los estados de Veracruz y Tamaulipas.

El Cenapred precisó que el evento refiere a una masa de aire muy seca cargada de polvo con un área equivalente a Estados Unidos, que se forma principalmente en verano en el desierto del Sahara de Senegal, Gambia y Cabo Verde.

Cada año los vientos alisios de la planicie africana levantan considerables nubes de arena, las cuales, por el efecto de las corrientes de aire, ascienden hasta las capas altas de la atmósfera y son llevadas sobre el océano Atlántico y Mar Caribe hasta el continente americano.

La tormenta de polvo puede extenderse entre mil 500 y seis mil metros de altura y por sus bajas concentraciones Cenapred descarta afectaciones para la salud.

Algunos estudios sugieren que el aire caliente, seco, que lleva el polvo africano, suprime los eventos tropicales que se alimentan del aire tropical húmedo, que gira hacia arriba y forma los vórtices de nubes propios de las tormentas.

También existen análisis que señalan que el polvo del Sahara puede beneficiar a la biodiversidad del planeta, ya que los minerales ayudan a restaurar los suelos tropicales, en tanto que el fosfato y hierro que cae en los mares son abonos para las algas y plantas marinas.

(LectorMx)