Mérida, Yucatán.- Las comunidades indígenas mayas del oriente y sur de! Yucatán viven con temor pero también con mucho respeto la llegada de los ciclones o “Chak ik aal”.
Sin embargo, a diferencias de la gente de las ciudades, las poblaciones originarias están preparadas para sus embates.
El promotor de las costumbres y tradiciones de ancestrales, Bernardo Caamal Itzá compartió que las comunidades ya conocen y aplican los pronósticos generales del tiempo “Xok K´iin” a partir del conocimiento de los calendarios mayas.
Por ello, en las localidades indígenas predominan las casas de bajareque que, por su diseño aerodinámico, protegen a sus moradores, ya que son capaces de soportar fuertes vientos e intensas lluvias, destacó.
Refirió que antiguamente las milpas eran sembradas con gran diversidad de semillas, por lo que las intensas lluvias de los ciclones eran consideradas de mucho beneficio, situación contraria a la práctica del monocultivo hoy, ya que enfrenta pérdidas incluso totales.
En días y horas previas a la llegada de un huracán es costumbre en comunidades encender un cirio y levantar plegarias a las deidades mayas de los montes, los “Yuum tsiilo’ob”, y la de la lluvia, “Yuum Cháak”, para pedir que los vientos fuertes sean “más arriba” y provean del agua necesaria a los cultivos, reveló.
A diferencia de las áreas urbanas donde la población depende de la energía eléctrica, del gas, de su salario y de las compras de pizzas y otros artículos en los supermercados, en las áreas rurales, dijo, disponen de maíz, calabaza, frijol, leña y otros productos que les permitirá subsistir y alimentarse incluso sin gas y electricidad.
Es el tiempo de “Uja´abil chak mamancháak”, año entre lluvias irregulares en este año de 2021, conforme a las observaciones y cantos del “Koos”, chachalaca y otros pájaros zooindicadores y los nidos fabricados por las ardillas en marzo pasado, afirmó Caamal Itzá al recordar las Cabañuelas o pronósticos anunciados a principios de este año.
El entrevistado resaltó la capacidad de observación de los maya hablantes en su entorno natural, particularmente de los mamíferos, aves, sapos, hormigas y otros insectos cuyo comportamiento permiten interpretar la proximidad e intensas precipitaciones y vientos.
Por ejemplo, citó que las hormigas intensifican su tarea de aprovisionamiento y buscan zonas más altas ante la víspera de lluvias, en tanto que los sapos croan a mayor altura, lo que advierte de fuertes vientos, y el canto de los grillos generalmente anticipa lluvias.
Respecto de las zonas susceptibles de inundaciones, Caamal Itzá explicó que antiguamente esas áreas no estaban ocupadas, ya que los antiguos mayas eran conocedores del suelo kárstico, lo tenían como ideal para la filtración y almacenamiento del agua de lluvia.
(LectorMx)