Mérida, Yucatán.- Sin importar cuántos años hayan pasado desde que se implementó el cambio de horario, que en México lleva ya 25 años, prácticamente un cuarto de siglo o poco más de una generación, miles de personas no sólo no se acostumbran a él, sino que pierden la noción de la modificación e incluso si tienen que adelantar a atrasar su reloj.

Más allá de este inconveniente o de la polémica, la cuenta regresiva para el horario de invierno está en marcha: el próximo domingo 31 de octubre, a las 2:00 de la madrugada, nos guste o no, deberemos atrasar una hora nuestros relojes para ajustarnos al cambio, que, según la ley, entra en vigor el último domingo de octubre de cada año.

En Yucatán, volveremos al que es el “horario natural”, el del meridiano 90°, que cruza exactamente por la población de Maxcanú, a 65 kilómetros al suroeste de la capital del Estado, en el camino a Campeche.

Como hemos documentado, en esa población existe un reloj de sombra, en el atrio del templo de San Miguel Arcángel-, que es referencia al uso horario que rige en esta zona del mundo y que, según la normatividad internacional, se calcula tomando como base el de Greenwich, que se ubica en Londres, Inglaterra.

Pero en México, no hay solo una zona horaria, sino 4: Centro, en la que está Yucatán es la de la mayoría: 25 entidades; Pacífico (meridiano 105 oeste), que comprende Baja California Sur, Chihuahua y Nayarit -excepto Bahía de Banderas-. la Noroeste -(meridiano 120 oeste) y que comprende  Baja California Norte; y la Sureste, del meridiano 75 oeste, que sólo tiene a Quintana Roo.

En este caso, el cambio que ocurrirá el 31 de octubre no afecta a Quintana Roo ni Sonora; otros 33 municipios de la frontera norte no harán la modificación sino hasta el 7 de noviembre, o sea, una semana después.

Una de las justificaciones para el establecimiento de los horarios de invierno y verano en México es que la insolación, es decir, las horas de sol, es menor ahora y mayor entre abril y octubre; se supone que con la modificación se aprovecha más la luz y se utiliza menos energía.

Sin embargo, hay que decir que cuando atrasemos una hora nuestros relojes, habrá transcurrido más de un mes del equinoccio de otoño, que fue el 28 de marzo, cuando día y noche duraron lo mismo; desde esa fecha, la oscuridad empezó, poco a poco, a ser mayor que la iluminación.

En fin, para evitar cualquier contratiempo, la recomendación es que el sábado 30 de octubre, por la noche, atrases tu reloj una hora o verifiques que tus equipos tienen la sincronización automática, para que el domingo 31 amanezcas ya con la hora correcta.