Ciudad de México.- Más de 17 mil hallazgos de monumentos arqueológicos muebles e inmuebles se han registrado a la fecha en la ruta del Tren Maya.

La secretaria de Cultura del Gobierno de México, Alejandra Frausto Guerrero, compartió detalles de los descubrimientos en cinco tramos del circuito.

Estos consisten en fragmentos de cerámica, herramientas, puntas de flecha, ofrendas, restos humanos, montículos y basamentos de arquitectura compleja que formaron parte de los antiguos asentamientos prehispánicos.

“Las piezas se llevan a los laboratorios donde se estabilizan, se les realiza limpieza y restauración, y ahí empieza algo que nos emociona mucho, que es la investigación”, dijo en un encuentro virtual con medios de comunicación.

La funcionaria subrayó que ha habido “mucha coordinación y colaboración”, no sólo con Fonatur sino con las empresas que están construyendo.

Además, refirió el programa de mejoramiento de zonas arqueológicas abiertas al público y que recibirán mayor afluencia.

El director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández, explicó en su oportunidad que el Consejo de Arqueología de esa dependencia ha validado los cinco primeros tramos del futuro sistema de transporte.

“Ello quiere decir que tras la retroalimentación con los constructores, ya no se solicitarán modificaciones al trazo de la vía; quedando únicamente pendiente la validación de los dos últimos tramos”, precisó.

La siguiente fase de acompañamiento –continuó– es el visto bueno de obra, mismo que para los cinco tramos validados ya asciende a un 78.21 por ciento.

Al abundar en lo rescatado, enlistó que suman 17 mil 79 monumentos a partir de salvamentos y recorridos en superficie.

De ese total, 15 mil 585 son monumentos inmuebles, desde construcciones domésticas hasta edificios con arquitectura monumental; mil 87 son bienes muebles tales como vasijas, piedras de molienda y otras concentraciones de materiales, y 407 se denominan como “rasgos naturales asociados con actividades humanas”, principalmente adaptaciones hechas al entorno con fines agrícolas.

Entre los más sobresalientes citó los vestigios en Boca del Cerro, importante enclave comercial, que, por estar en la Ribera del Río Usumacinta, desempeñó un papel clave en la circulación de bienes y personas a lo largo de esta vía fluvial.

Otro es el sitio de Cruz de Rovira, asentamiento del periodo Clásico que sobresale por el número y tamaño de sus construcciones.

En el norte del Tramo 2 destaca el hallazgo del antiguo camino Virreinal que comunicaba a Campeche con la ciudad de Mérida.

En el Tramo 3 se han recuperado datos relevantes de construcciones domésticas que datan de los periodos Preclásico y Clásico Tardío.

Para estas tareas –según el INAH–, se lleva a cabo un arduo trabajo de campo, que requiere tanto el recorrido en superficie como la utilización de tecnologías de vanguardia como la georreferenciación mediante GPS, la topografía con tecnología satelital y el uso de sensores LIDAR.

“Los trabajos que la Secretaría de Cultura realiza, a través del INAH, están enfocadas en dar viabilidad a la obra, simultáneamente al establecimiento de medidas de protección e investigación para los bienes arqueológicos”, apuntó en un comunicado.

En este proyecto colaboran expertos y personal del INAH, entre ellos arqueólogos, antropólogos, antropólogos físicos, restauradores, topógrafos, pilotos de drones, especialistas en geomática y arquitectos.

(Fotos: Fonatur)

(Con información de INAH)