Mérida, Yucatán.- Expertos en diversas ramas de la biología y de energía advirtieron que ya es tiempo de revertir los efectos del masivo arribo del sargazo, ya que además del impacto al turismo, se ha convertido en una fuente de contaminación ambiental que perjudica el mar y los arrecifes.

En el Conversatorio “Sargazo, un fenómeno complejo”, organizado por el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), los participantes expusieron que la macroalga acumulada en manglares y sacaberas vierten dióxido de carbono y gas metano, componentes que favorecen el cambio climático.

La descomposición propicia bacterias y hongos, así como lixiviados que contaminan el subsuelo y mantos freáticos e impacta la biomasa de los sistemas arrecifales del caribe mexicano, de ahí la urgente necesidad de tomar medidas de contención, aprovechamiento y disposición final, plantearon.

Rosa María Leal Bautista, de la Unidad de Ciencias del Agua del CICY, compartió resultados de proyecto multidisciplinario de aprovechamiento del sargazo realizado durante un año y basado en la obtención de biogás, componentes metálicos y antioxidantes.

Como resultado de 14 meses de estudios con la participación de 22 investigadores de varias disciplinas, se propone no posponer más las soluciones y sectorizar con la industria privada y el gobierno la recolección, el traslado y el aprovechamiento de las algas.

Brigitta Van Tussenbroek, investigadora Unidad Académica de Sistemas Arrecifales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sugirió medidas prácticas inmediatas para contener y aprovechar el sargazo, el cual representa un peligro para la salud por la toxicidad de sus emisiones y las bacterias que acumula.

Refirió que el masivo recale a costas mexicanas –provenientes del norte de Brasil– es consecuencia del cambio climático, de las variaciones de sus nutrientes y de las corrientes marinas, por lo que debe ser tomado, no como un problema, sino como un aviso de la naturaleza para detener el deterioro ambiental.

Juan Carlos Camacho Chab, profesor investigador de la Universidad Autónoma de Campeche, y Raúl Tapia Tussell, de la Unidad de Energía Renovable del CICY, pusieron énfasis en la necesidad de que la iniciativa privada y el gobierno apliquen estudios científicos para el variado aprovechamiento de la macroalga.

Remarcaron la necesidad de sectorizar las actividades de recolección, transporte, depósito y tratamiento del sargazo dentro de las primeras 72 horas a su arribo, antes de que inicie la descomposición, previo estudio del volumen de la biomasa y capacidad industrial de aprovechamiento.

Sergio Israel Mendoza Aguirre, director general de Fomento Ambiental Urbano y Turístico de Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), apoyó la recomendación de unificar criterios con la industria privada para el aprovechamiento racional, toda vez que ya existe la normatividad para su tratamiento.

“La doctora Brigitte ha insistido en regular el manejo de sargazo desde el mar abierto desde el primer arribazón de 2015 y seguimos esperando que llegue a la costa para reaccionar”, apuntó Alejandro Bravo Quezada, miembro del Comité Técnico Asesor de Quintana Roo.

Coincidió en que la acumulación ocasiona “graves problemas a una comunidad arrecifal extremadamente dañada por otros factores como el cambio climático, el incremento del nivel del mar, la contaminación del acuífero subterráneo y su conexión directa al mar”.

La Secretaría de Turismo federal calculó en 180 kilómetros lineales de costa el arribazón en 2015, por lo que de manera mensual se hacen monitoreos desde Punta Sam hasta Punta Allen para ubicar las áreas con presencia de sargazo.

(LectorMx)