Mérida, Yucatán.- El Museo Regional de Antropología “Palacio Cantón” abrió sus puertas a la muestra de una de las culturas prehispánicas más antiguas del país, la de Chupícuaro, proveniente del hallazgo hace 75 años de 400 entierros funerarios en Acámbaro, Guanajuato.

Autoridades federales y estatales inauguraron la exposición “Chupícuaro, los pobladores del cielo azul”, cuyos habitantes datan del año 600 antes de Cristo, similar a la existencia de los Olmecas la llamada “cultura madre”.

En Chupícuaro alcanzaron una gran organización social y desarrollo de la agricultura y la cerámica.

De esto último, el curador Eliseo Padilla los calificó de “extraordinarios alfareros” que en su época de esplendor elaboraron múltiples vasijas y figurillas que hoy se encuentran en perfecto estado de conservación, legado que dejaron en Jalisco, Michoacán y Querétaro.

Las figuras antropomorfas de los ancestros de occidente de México permiten proyectar la imagen y la apariencia de gente de la época, mediante su vestimenta, peinados y adornos corporales, además de su elevada conformación social.

Los antiguos de Acámbaro se desarrollaron del 600 antes de Cristo al 250 después de Cristo y son considerados como una de las primeras sociedades agrícolas del centro-norte de México.

El conjunto, a disposición del público durante tres meses, da cuenta con fotografías de que en 1946, con motivo de la construcción de la Presa Solís, se realizaron las primeras exploraciones arqueológicas en las que se excavaron unos 400 entierros con ofrendas funerarias y más de dos mil piezas, de las cuales más de un centenar se exhiben ahora en Mérida.

La exhibición incluye vasijas y figurillas, metates, molcajetes de piedra, adornos e implementos de hueso, así como collares, colgantes de concha, puntas de proyectil, navajas de obsidiana, instrumentos musicales y orejeras de arcillas.

En comparación con el color preponderante de las cerámicas de otros estados, el de Chupícuaro resalta los cafés en vasijas de barro con figuras de animales y antropomorfas para sus actividades cotidianas y rituales como ollas, cajetes, tecomates y vasos.

La región del asentamiento dispuso de numerosos recursos naturales proporcionados por el río Lerma y los pantanos, mientras que los llanos, bosques y volcanes permitían a los habitantes de Chupícuaro obtener materias primas para sus actividades artesanales y herramientas como basalto, obsidiana, arcilla, cinabrio, carbonatos, sal y pigmento.

También se reproduce una de las chozas de las primeras aldeas de Chupícuaro dispersas a lo largo del Valle de Acámbaro, mismas que tenían una planta oval y redonda que medía de entre 3 y 6 metros de diámetro, con paredes de materiales perecederos como ramas y palos cubiertas de lodo y zacate endurecido con fuego.

Al igual que entre los olmecas de Tabasco, la mujer ocupaba un lugar importante en la antigua civilización de Acámbaro, y la exposición ofrece decenas de figuras femeninas con torsos desnudos y vientres abultados, signo de la fecundidad, así como objetos de culto a la tierra.

De hecho, una figura femenina que data de 600 o 400 antes de Cristo ocupa la parte central de la exposición. Se trata de una escultura de barro que representa a una mujer que fue colocada en la sepultura de un niño.

En la apertura estuvieron Juan Manuel Garibay López y Eduardo López Calzada, coordinador de Museos y Exposiciones y delegado en Yucatán del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), respectivamente.

Además, Ana Méndez Petterson, directora de Museos y Patrimonio de la Secretaría de Cultura y las Artes de Yucatán (Sedeculta), y Bernardo Sarvide Primo, director del Museo “Palacio Cantón”.

(LectorMx)