Mérida, Yucatán.- Los últimos dos años fueron de trastornos climáticos, 2020 con intensas lluvias y ciclones tropicales y el 2021 con precipitaciones aisladas, dispersas, y “todo apunta que hacia ahí vamos en el 2022”, planteó el conocido agrónomo Bernardo Caamal Itzá.

El también comunicador y promotor de las costumbres mayas, entre ellas las cabañuelas o exposición de las posibles condiciones climatológicas para el desarrollo de la milpa, compartió la visión de expertos sobre los efectos del cambio climático.

Los impactos de las lluvias dispersas y de las sequías han sido devastadores para todos, ya que no sólo han afectado la recarga de los mantos acuíferos, sino la producción de los alimentos y de quienes viven en estos territorios, dijo el integrante del colectivo Xok k’iin.

Para los milperos peninsulares, añadió, las lluvias de 2021 fueron casi similares a las del año anterior, la diferencia, afirmó, fue la falta de homogeneidad de las mismas, sobre todo en los meses de agosto, septiembre y octubre, lo que final influyó en la producción agrícola.

El 2021 fue el año de “U ja´abil chak mamancháak”, cuyo significado en la ancestral cultura maya fue que hubo lluvias irregulares con breves lapsos de sequía durante todo el periodo, tal como previó el colectivo Xok k’iin, integrado por campesinos, estudiantes y profesionales, apuntó.

En los últimos 40 años –según refirió– ha prevalecido la inconsciencia de quienes viven en esos territorios y los intereses externos que propician cambios del uso del suelo, lo que ha propiciado la tala inmoderada de árboles y el incremento de incendios.

El resultado, advirtió, es la falta de diversificación de árboles, lo que altera el ciclo natural de las especies, de tal forma que en esos lugares cada vez más escasean los alimentos para la fauna silvestre.

Caamal Itzá se abstuvo en abundar sobre las cabañuelas o condiciones de clima que prevalecerán en el 2022, ya que apenas se reúnen las observaciones y datos necesarios para fijar el pronóstico general de Xok k’iin, que estará listo en febrero y así fijar los ciclos de siembra y cosecha.

Luego, lamentó los trastornos del cambio climático y en particular el desinterés de quienes se ríen o no creen en la desaparición de los casquetes polares o masas grandes de hielo y sus repercusiones.

“No hemos sido sensibles en trabajar para minimizar los efectos de los cambios de clima. Lamentablemente la codicia, los que tienen dinero y poder y los que están en los gobiernos manejan el doble discurso, pues dicen que desean proteger al planeta pero en la práctica no lo hacen”, añadió.

Deploró la apatía en estos temas del clima, como los altibajos de temperatura, que pasamos de un notorio frente frío a calores intensos similares a los que se registran en abril y mayo.

Como ingeniero agrónomo opinó que los daños no sólo son en los sistemas de cultivo, sino también de tipo pandémico, con el surgimiento de nuevos microorganismos de los que no sabemos, dijo, cómo van a incidir en la salud pública.

(LectorMx)