Mérida, Yucatán.- Ante el crecimiento sin freno de la ciudad de Mérida, convertida ya en un complejo metropolitano que comprende varios municipios, el doctor en arquitectura Pablo Chico Ponce de León llamó a las autoridades a no dejar de lado su responsabilidad de salvaguarda del territorio y del patrimonio cultural.

En una conferencia sobre la evolución urbana de la capital yucateca, advirtió que, pese a contar con una declaratoria federal que la considera zona de monumentos históricos, el centro de Mérida carece de proyectos específicos de atención permanente y de un catálogo de todos sus bienes culturales tangibles e intangibles.

Tampoco el centro histórico tiene un inventario de los bienes para su conservación, sus usos y destinos adecuados, sus vínculos con la planeación del desarrollo urbano y sectorial, añadió el experto de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) con especialidad en Restauración de Sitios Monumentales otorgado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

“Existe una gran riqueza de patrimonio cultural tangible e intangible en el territorio metropolitano de Mérida, pero no se ha establecido con claridad cuál es éste ni cómo se debe de abordar su salvaguarda”, recalcó en su exposición “Mérida, de capital compacta a metrópoli desbordada”.

En el evento, señaló que no siempre se toman en cuenta los inmuebles del patrimonio cultural y se alteran o se destruyen en el transcurso cotidiano de la vida urbana.

“Los movimientos ciudadanos reivindicadores de la calidad de vida y del patrimonio cultural y natural han sido objeto, como en el caso del parque de La Plancha, de un ninguneo por parte de las autoridades de los tres niveles de gobierno, donde se anuncia que se hará un parque pero sin tomar para nada en cuenta las propuestas comunitarias”, dijo quien fuera maestro de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán.

Los antiguos asentamientos mayas de Mérida y su periferia –ilustró– salen a la luz conforme avanza la mancha urbana, sin comprensión del valor y significado de esas estructuras, incluso contra intereses que las consideran obstáculos para el desarrollo.

Abundó que el patrimonio vernáculo, el de los pueblos y comunidades cercanos a los cascos de haciendas, que quedaron separados en vez de estar integrados, está en vías de extinción por el abandono de sus moradores y son los casos de Xcanatún, Xcunyá, San Ignacio, Temozón Norte, Tamanché, Sodzil Norte y Xcumpich, entre otros.

También está descuidado el patrimonio colonial del centro histórico de Mérida, el del porfiriato y del siglo XX que por ley deberían conservarse, en tanto que la ciudad desbordada absorbe pueblos sin considerar sus valores históricos, culturales y ambientales como son los casos de Cholul, Conkal, Chablekal, Caucel, Ucú y Dzityá.

Chico Ponce de León –integrante del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS por sus siglas en inglés), asociación civil asociada a la Unesco– citó el ejemplo de la capilla de “Nuestra Señora del Rosario del Hospital de San Juan de Dios”, ubicada atrás de la catedral de San Ildefonso, la cual terminó de construirse en 1562, es decir, hace más de cuatro siglos y medio, pero se encuentra en franco deterioro.

En el colofón de su ponencia pronunció una frase que resume el estado general del patrimonio cultural de la ciudad: “Esperando, en el centro de Mérida, con sus cinco siglos, una mano amiga y generosa que la rescate de la humedad y del insultante abandono”.

El encuentro se llevó a cabo de manera presencial y a través de plataforma digital en la sede del Centro de Estudios de Investigaciones Sociales y Culturales Efraín Calderón, que preside el arqueólogo Alfredo Barrera Rubio.

(LectorMx)