Mérida, Yucatán.- Pese a ser una herencia cultural ancestral, la Milpa Maya como unidad agroecológica se pierde, está en precaria situación, porque las nuevas generaciones se interesan más en las nuevas tecnologías, afirmó el experto Juan José Jiménez Osornio.

Señaló que en ese modelo de producción ancestral es compatible el desarrollo agroindustrial y la producción intensiva orientada a satisfacer las necesidades crecientes de alimentación.

Con doctorado en la Universidad de Riverside de California, Estados Unidos, planteó la necesidad de que la población también se oriente a un consumo responsable, que implique el fomento de la producción agrícola diversificada y la reducción de los monocultivos destinados a la ganadería.

Aseguró que la Milpa Maya sí es una opción para la producción intensiva, si se toma en cuenta que el 60 por ciento de los bienes del campo provienen de los pequeños productores.

“La hemos subestimado. Si tenemos en cuenta el maíz, frijol, calabaza, chile, yute y camote, entre otros rendimientos, la producción es alta”, puntualizó.

El biólogo, al igual que otros especialistas, participaron en la “Feria del Maíz y la Milpa: nuestro maíz, nuestro país” organizado por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el Centro de Investigación Científica de Yucatán y la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán, a propósito del Día Nacional del Maíz.

El investigador reconoció que, pese a las ventajas en la obtención de diversos productos para el autoconsumo y su excedente para comercialización, la milpa está en difícil situación.

Dicha unidad agroecológica se transmite de generación a generación, pero los jóvenes actuales no lo preservan, recalcó.

En la entrevista, Jiménez Osornio reconoció el predominio de modelos de producción intensiva como los monocultivos que no garantizan la soberanía alimentaria, ya que anteponen la tasa de ganancia y puso como ejemplo la producción de granos, como el maíz forrajero, que prioriza a la ganadería.

De manera previa, ofreció una conferencia en la que resaltó a la Milpa Maya como espacio que permite promover el mantenimiento e intercambio de las semillas nativas y producir alimentos sin contaminar el ambiente con el uso de tecnologías agroecológicas.

La agroecología puede ser el cimiento para construir una sociedad sostenible, abundó el ponente, quien sostuvo que la milpa maya es un ejemplo de un agroecosistema que ha mostrado ser un patrimonio biocultural muy importante, capaz de generar seguridad y soberanía alimentaria.

El señor Francisco Chab, proveniente del municipio de Chikindzonot, habló de la fertilidad de su unidad de producción de legumbres y árboles frutales en torno de la milpa, además de las variedades de maíz que se obtienen para el consumo de la familia, mientras que el excedente lo comercializa a precios más accesibles.

Jiménez Osornio, quien cuenta con una maestría en agroecología y doctorado en recursos naturales, promueve desde hace más de 30 años la milpa maya, pero admitió que hace falta mayor difusión de las experiencias de la gente con respecto a ese modelo susceptible de aprovechamiento por la ciencia y la tecnología.

El problema, insistió, es que la hemos subestimado. “Con la comercialización de productos en un mercado solidario, podríamos tener campesinos y productores que vivan de una manera decente, adecuada”, observó.

En el mismo lugar hubo demostración de productores provenientes de Valladolid y Tizimín, entre ellos los que trajeron miel de diversas floraciones, chile habanero, calabaza, chaya y una gran diversidad de elotes y semillas, así como huevo orgánico de granjas familiares.

(LectorMx)