Mérida, Yucatán.- Los 18 parques arqueológicos de Mérida se encuentran a merced del crecimiento urbano y del deterioro por abandono, basura y la indiferencia de residentes cercanos, advierten expertos.
En la actualidad la problemática se ha agudizado pues los vestigios se han convertido en parte del paisaje, aunque en la mayoría de los casos carecen de significado para los ciudadanos, incluso en algunas ocasiones la gente las percibe como “ruinas” falsas y no creen que sean prehispánicas.
La Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH difundió un diagnóstico titulado “Los parques arqueológicos de Mérida, Yucatán, México. Una aproximación desde el entorno social y cultural” con firma de Geiser Gerardo Martín Medina y José Trinidad Escalante Kúk.
En el estudio los autores revelan que los sitios arqueológicos en “pueblos vivos” están expuestos al riesgo de abandono y a la destrucción por la expansión del desarrollo urbano y la falta de proyectos institucionales de difusión y conservación.
Martín Medina, de la Dirección de Salvamento Arqueológico Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y Escalante Kúk, del Departamento de Patrimonio Arqueológico Municipal Ayuntamiento de Mérida, anotan que la mayoría de esos espacios, ubicados al poniente y suroeste, presentan fuerte presión urbana.
Xoclán, Villa Magna I, Villa Magna II y Villa Magna III, Anikabil, Xanilá, Paseos de Opichén, Girasoles de Opichén, Soblonké, Los Laureles de Santa Fe y Dzonot Xanilá están al poniente; Dzoyilá, Andador Dzoyilá, Chen Hó, Las Tumbas, El Cerrito y Salvador Alvarado Sur, al oriente, y Hool al norte.
En la actualidad el patrimonio meridano está amenazado también por la degradación del ambiente y el deterioro resultado de las inclemencias del tiempo; sin embargo, el factor principal se debe a la destrucción generada por el urbanismo, recalcan los investigadores.
“Las evidencias materiales del consumo de alcohol en los parques arqueológicos han sido reportadas en casi todos, en ocasiones relacionadas con otro tipo de basura como colillas, empaques de frituras y condones.
“En los parques de poniente hemos observado la presencia de desechos comerciales, desperdicios de carnes o plumas de pollos, escombros, muebles, también basura domiciliaria como restos sanitarios, empaques, etcétera”, denuncian.
Estiman que alrededor de los 18 parques arqueológicos viven, en un radio de un kilómetro, más de 180 mil habitantes, es decir, el 21.75 por ciento de la población de Mérida. A pesar de su innegable importancia, el patrimonio se encuentra inmerso en complejos procesos de mercantilización, afirman.
“Sabemos de vecinos en los parques de poniente y suroeste que, a pesar de estar viviendo en frente de estos espacios públicos, desconoce la presencia de los monumentos arqueológicos, o no considera a esos espacios como parques”, exponen.
En otros como Dzoyilá, Salvador Alvarado y el de Hool existe un amplio porcentaje de habitantes que desconocen la existencia de esos vestigios, aunque también existe otra cantidad significativa de personas que consideran un “orgullo” el tenerlos a su alcance.
Los expertos resaltan la importancia de que la comunidad reciba información suficiente sobre el valor histórico y cultural de ese patrimonio, y se apropie de esos espacios para su cuidado y conservación.
“Debe considerarse que la presente herencia es un ejemplo de las etapas históricas y culturales por las que ha pasado nuestro país, desde sus inicios hasta nuestros días, razón por la cual debemos valorarlo, identificarlo y cuidarlo”, sugieren.
(LectorMx)