Mérida, Yucatán.- Siempre sonriente, de singular apariencia, revestido de piercings y tatuajes en el rostro y todo el cuerpo, el joven Mario Castillo Flores pidió para el Año Nuevo que lo dejen ser, que eviten en su contra los prejuicios, insultos y tratos discriminatorios, sobre todo de los agentes de la policía estatal.

Es empleado de una cadena de tienda de autoservicios de productos básicos, frente al Mercado Lucas de Gálvez, de los sitios más concurridos de Mérida, donde, dijo, no lo rechazaron por su apariencia como ha sucedido en otros negocios donde ha acudido a solicitar empleo.

Lo primero que llama la atención, además de las perforaciones que ostenta en sus orejas y mejillas es su carácter sociable y alegre, al fin joven de unos 24 años de edad, que sin pena y sí con orgullo muestra sus “prendas”, los piercings de metal inoxidable.

¿No te dolió? Es la obligada pregunta y él respondió con una lacónica negativa para luego mostrar su lengua, también perforada de arriba a abajo, de la que muestra otro metal atravesado de acero inoxidable.

Lo cosa no paro allí. Sin mediar solicitud, levantó su playera y mostró sus pezones, cada uno de ellos atravesado por un pequeño arco de metal plateado.

Sólo sonrió cuando se le preguntó si tuvo mucho dolor al someterse a las incisiones, para los que existen varios instrumentos como agujas huecas, cánulas, Dermal Punch (punta redonda afilada para escisión circular de uso dermatológico), pistola perforadora y corcho con ayuda de anestesia local.

También son incontables sus coloridos tatuajes, de los que sobresalen tecolotes, lobos, fauces de león, gatos, rostros femeninos, flores, calaveras y perfiles siniestros, todo ello como signos de una cofradía o hermandad.

¿Todo lo que tienes en tatuajes es parte de una filosofía o una ideología? Se le pregunta, a lo que sólo respondió: “No, simplemente me gusta estar así”.

Mario lamentó que algunas personas lo vean “mal” y lo critiquen o juzguen sólo por su apariencia.

Recordó que a mediados del año que concluye fue detenido por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de Yucatán por el rumbo del barrio de San Cristóbal sin razón alguna.

Mencionó que fue sometido a la fuerza y con violencia y vejaciones le quitaron sus cosas y le preguntaron dónde tenía escondida drogas y a qué bandas pertenecía.

Cuando por fin me dejaron, llegué a mi casa y le conté a mi hermano y juntos fuimos a levantar una denuncia por abuso policiaco, proceso que aún continúa, comentó el joven meridano, quien apuntó que su única pretensión es trabajar para apoyar con el sustento a su familia.

Es una más de las detenciones arbitrarias e impunes de la SSP Yucatán.

El joven urbano reveló que entre sus tatuajes, algunos de estilo gótico, otros tribales, tradicionales, de “full color” y “black work”, esconde los nombres de dos damas con las que mantuvo una relación amorosa.

Recomendó que quienes desean colocarse tatuajes o piercing acudan a establecimientos certificados a cargo de expertos que cumplan con las normas sanitarias y de funcionamiento correspondientes.

(LectorMx)