Por Bernardo Caamal Itzá

Peto, Yucatán.- Aún en los abuelos y abuelas de Peto hay memoria de esos grandes ajmeno’ob o sacerdotes mayas que los ayudaron a curarse en los años 50’s y 70’s.

“Los conocí: eran abuelos y abuelas que trabajan la milpa y con un gran conocimiento de esas plantas y con ellas tenían esos dones para curar mordeduras de esas serpientes peligrosas como la wòolpoch o del ts’aab kaan, o de otras enfermedades. En esos tiempos, no habían caminos buenos, mucho menos doctores y ambulancias. Pero a pesar de eso, muchos de nosotros elegimos vivir en estos lugares inhóspitos debido que aquí teníamos las buenas cosechas y sanos”.

-Si te da una diarrea, al menos debes saber que es de interés cultivar esas plantas en el jardín, y lo mismo, con aquellas que nos son útiles para hacer nuestros deliciosos guisados, nos cuenta en una ocasión mi abuela Nazaria Chan Itzá, cuya historia le comparto en el libro “en el tsiikbal del Arux”.

Los ajmeno’ob son seres extraordinarios, y que por un lado, hablan y con ellas curan; otros realizan ceremonias agrícolas para agradecer a los yùuntsilo’ob o los señores del monte por acompañar a la gente durante su estancia en estos lugares.

En Peto, hay figuras míticas de varios de los ajmeno’ob cuya labor fueron muy apreciadas en el pueblo y con las otras circunvecinas.

-Ellos nunca los veras auto promocionando que saben mucho, es la misma gente que habla por ellos; tampoco se caracterizan por “hacer contratos para curarte de algún mal” sino que te dicen “quienes obran mal, les irá mal”

“Si analizamos que en realidad nuestra estancia en la tierra es corta, por lo que cada uno de nosotros, tenemos una misión por cumplir por la vida, no hay necesidad de hacer mal a nadie, sino que a vivir con plenitud esos dones que tenemos y saber vivir”

Los ajmeno’ob quienes no solo curan con plantas y ceremonias, sino que en su paso en nuestras vidas, fueron esos milperos y milperas quienes siempre tenían ese don por aconsejar.

Es nuestra nota de este miércoles 29 de marzo, compartiremos las vivencias del abuelo Leonardo Trejo, oriundo de Progresito, a quien entrevistamos en el año 2019, cuando en ese entonces, tenía 97 años y nos habló de los ajmeno’ob de Peto.