Peto, Yucatán.- El pedazo de paraíso que constituye la Reserva de la Biósfera Ría Celestún (RBRC), de más de 84 mil hectáreas protegidas y el humedal más importante del poniente de Yucatán, está en riesgo.
Estratégico para la alimentación, descanso y reproducción de flamencos y de otras aves migratorias, es también sitio de convergencia de turistas especializados en observación y de éstas.
“Se encuentra amenazada esta zona. Terriblemente amenazada por dos problemas muy graves y muy grandes…”, alertó Alberto “Jaguar” Rodríguez Pisté, quien radica en Kinchil y Celestún.
El vocero del Consejo Maya del Poniente de Yucatán “Chik’in-já” habló de la primera amenaza: la actividad porcícola y sus aguas residuales que han comenzado a contaminar el manto freático que desemboca en el litoral aledaño.
Los temores es que los daños sean irreversibles para la belleza de la RBRC, poblada por las aves, y para la producción pesquera de la que vive la mayoría de los habitantes.
De la segunda amenaza, alertó sobre la intención de despojo del territorio por parte de “las mafias inmobiliarias que operan en Yucatán”, tanto en Kinchil (lugar donde se oculta el Sol) como en Celestún.
Ambos asuntos podrían provocar –apuntó– la ruptura del frágil equilibrio ecológico en casi cualquier parte de Yucatán, sea del norte, sur u oriente.
“Sabías que en Yucatán tenemos por lo menos cuatro chupaflor o colibríes endémicos, muchas lagartijas únicas de Yucatán, y que hay muchas plantas y árboles que solamente se dan en ciertos lugares de aquí”, explicó.
“Cuando se pierde una especie, lo demás también se resiente. Entonces debemos estar comprometidos para proteger la naturaleza de nuestro territorio”, abundó en entrevista con Bernardo Caamal Itzá “Arux” para radio XEPET.
Con unos 26 o 27 años dedicado a la labor de guía de turistas, que comenzó como “andarían del monte”, Rodríguez Pisté comentó que en el poniente de Yucatán hay varios proyectos de ecoturismo, pero apeló a que “todos pudieran ser de origen rural”, de desarrollo sustentable.
Mencionó que el turismo europeo y el norteamericano han adoptado la tendencia de preferir visitar comunidades rurales y convivir con la gente “realmente, auténtica maya”.
“Por eso hay que cuidarlo y hay que promover este tipo de proyectos ecoturísticos”, sostuvo.
En ese sentido, cuestionó que “se pretenda manipular y controlar o monopolizar” el turismo que las comunidades y sus pobladores han captado por décadas, por el buen trato, atención, amabilidad, honestidad, sencillez y buen humor.
“Y esto es lo que pretende el Tren Maya: captar ese turista que está llegando a Yucatán para monopolizarlo y llevarlos a sus centros integrales y proporcionarles ellos alimentación, hospedaje, recorridos en lugares que ellos pretenden tener para así quitarnos a nosotros en las comunidades rurales el turismo que hoy está fluyendo hacia nosotros.
“Entonces, esto es lo que sí no parece justo, porque lo hemos trabajado desde décadas y el nuevo capitalismo pues solamente en un ‘proyectito Tren Maya’ quiere despojarnos, todo esto que hemos venido cultivando que hemos venido tratado de sacar adelante y no parece justo”, afirmó.
(LectorMx)