Por Bernardo Caamal Itzá
Peto, Yucatán.- K- t’aane’ o nuestra lengua, actualmente menos niños lo hablan, y la práctica de la cultura maya cada vez se occidentaliza y “se vende al mejor postor”.
Hoy “todo es negocio” y tiene que ser rentable; en realidad, vivimos la agonía de una lengua y una cultura que aún vive en la gente de mayor edad en nuestras comunidades del territorio maya peninsular.
El diagnóstico territorial, no es muy halagador; aunque “abunden conceptos” que aparentan mostrar “su acompañamiento a lo maya” como la Riviera Maya, hoteles o programas de los tres órdenes de gobierno, y que en la práctica no se reflejan en la promoción del desarrollo de nuestra cultura.
Hace unos días, en una entrevista al #DiariodeYucatán desde nuestra perspectiva, hablamos de la situación en que se encuentra nuestra cultura, cada vez “rumbo al destierro generacional. Nuestro meatsil o cultura, y al igual que su lengua se parecen a los deshielos del polo norte, en donde cada vez se observa el desprendimiento de grandes Iceberg, y que los científicos le atribuyen al cambio climático.
Fotografías muestran a los osos polares y otros animales de la región, esas evidencias de su huida de sus territorios y refugiados en un “pedazo de hielo”, cuyo futuro es desolador.
Salirse del territorio “en una lancha de hielo” y que al avanzar entre las aguas más calidas, es claro que este pequeño refugio temporal desaparecerá, aunque por algún tiempo será el espacio del xixtaj de los recuerdos y de la esperanzas, en sí algo parecido afrontan numerosas culturas del mundo y la nuestra no es la excepción.
K’ALAYIL O HISTORIA
Nuestros bisabuelos, que nacieron durante el movimiento social de 1847 y de la Revolución de 1910, fueron grandes conocedores de la milpa y el ser maya, cultivaron en sus hijos esas semillas en como darle vigencia a la cultura maya.
Sin embargo, la puesta en marcha de políticas públicas de la época post revolucionaria actuó como “esas corrientes cálidas” debajo de los casquetes polares para “minar la fortaleza de nuestras culturas”.
El hielo proviene del agua y cuyo ciclo de retroalimentación en esos territorios permiten una forma de vida y que “se rompió” por intereses mezquinos de la humanidad.
Aunque, las aguas cálidas y la fría, en su interacción mantienen “un movimiento” de los grandes manchones de agua, y que en el fondo, sus ciclones, permiten oxigenar el mar, y las lluvias al final, muestran la grandeza de la creación, al caer en los campos de cultivo y recargar esos mantos subterráneos para darnos vida.
Nuestros abuelos de los años 30’s supieron informar “de viva voz” a su familia, lo que se avecinan en estas tierras, y cuyo bobat’ t’aano’ob o profecías intentaban alertarnos de los intereses mezquinos de occidente.
Los diseñadores de las políticas públicas de esos años, nos aplicaron las viejas fórmulas en como acabar a los murciélagos, que consiste en capturar a uno de ellos, aplicarle el veneno, y luego ” lo dejan en libertad” para que regrese a su comunidad.
Los que conocen la vida de los murciélagos, saben que estos animales viven en comunidad y mantienen vigente “formas de convivencia” muy cercanas y que es fácil usarlo “para darles veneno” y que toda la colonia se muera.
OCCIDENTALIZACIÓN Y DESARROLLO
Entonces, nuestros pueblos han vivido en las últimas décadas “el acoso occidental” y que aparentaron “llevar el desarrollo” pero planeadas desde el exterior; entonces, sus hijos no regresaron al territorio; sus idiomas “fueron secuestrados” y que ahora, hay que “certificarse” para demostrar ser hablantes, y sus semillas y conocimientos ahora son blanco de intereses extractivistas de “milperos de bata blanca”
Los abuelos de los años 30’s compartieron sus bobat’ t’aan al respecto bien k’uchuuk u k’iinil…(llegará el día…)
“Se acabará el agua; se pelearán los hijos con sus padres y estos con sus hijos; desearán ser hombres o mujeres y no sabrán distinguir sus deseos reales; la tortilla llegará caliente en sus hogares y el anikaab (un tipo de bejuco que sirve para la construcción de las casas), serán portadores de luz.
“Cuando lleguen esos tiempos, prepárense, solo recuerden que nuestros hijos, deben ser preparados desde muy pequeños, desde nuestro na’ato’ob yetel k- tukulo’ob (Desde nuestra cosmovisión y formas de vivir)”.
Si tenemos agua y producen nuestro ichkool o milpa, es porque creemos en la existencia de los yuuntsilo’ob (los señores de la vida, algunos lo asocian a dioses y no es), para algunos, es religiosidad y no alcanzan a entender que es el respeto al kiliich o sagrado.
EL SER WIINIK Y LO PROFÉTICO
El kiliich k’ata’ab che’ o la cruz, no es la promoción del catolicismo, su diseño equidistante, es la representación de esa milpa sagrada, que nos provee esos alimentos para alimentar el cuerpo y el na’at o el saber, y cuyo equilibrio depende de ese diálogo permanente entre los yuuntsilo’ob y los wiiniko’ob (hombres y mujeres portadoras de consciencia).
Entre el bobat’ t’aano’ob, asociarlo entonces con el nombre de la ciudad sagrada Noj Kaaj Santa Cruz Xbáalam Naj (que significa El gran pueblo Santa Cruz Casa del Jaguar), de inicio, en nuestra memoria cultural, se refiere a ese lugar que nos recuerda ese profundo equilibrio y consciencia y del papel del jaguar en nuestra religiosidad como el defensor del territorio. Entonces, no es casual que nos digan:
Biin k’uchuuk u k’iinil, k- kaajale’ (Llegará ese día en que nuestros pueblos), en lugar de estar comunicados en 4 direcciones, serán 5. Sabrán que ese día llegó para intentar acabarnos, pero no se olviden t’aab a k’iib tu ta’an lex k’ata’ab che’ k’a’at oolte’ex bik sáatak a na’ate’ex.
Yabach muyajilo’ob ku taal, vendrán sufrimientos, pero el i’ o gavilán blanco y el negro volarán encima del centro ceremonial para recordarnos que nuestra fortaleza nacerá desde nuestro ch’iibaal y no de los otros, que solo desean nuestros territorios y riquezas.
Cuando escribía nuestro libro de relatos del Arux, recordaba varias metáforas de nuestro kuxtal o la vida, y fueron plasmadas desde la perspectiva ak’ab tsiib (escritos que pueden leerse de acuerdo a tu comprensión del mundo), por eso, le dedique una sección a la Cruz maaya y al jeets’meek’.
Entonces, si en el terreno profético dejan en claro que nuestro territorio, intentarán pulverizar pero recurriendo a diversas alternativas, tal como le sucede al oso navegando a la deriva, en un trozo de hielo, en donde aún pese a sus condiciones de vida, no abandona su perspectiva de vivir, entre tanto cobijado por “ese pedazo de territorio” entre que busca esa ansiada esperanza.
CABALLO DE TROYA
Occidente metió cizaña en la “formación de nuestros hijos de acuerdo a sus intereses y perspectivas”. Ahora, serán ellos quienes nos conocen y verdugos contra sus pueblos. Muchos entonces, usando al maya t’aan, pero formados desde occidente y serán los verdugos de su cultura. Ellos aplaudirán la destrucción de sus espacios sagrados y toda huella de su ch’iibaal, porque su maya t’aan, cada vez que lo pronuncian, no sienten la riqueza y la voz de sus ancestros, sólo cumplen ese protocolo para “servir al ts’uul” que llego hace cientos de años.
Entonces, no es casual escuchar discursos muy lejos de la realidad de nuestros pueblos, o de aquellas poesías “en dónde romantizan al kuxtal” y que no es el ik’iil t’aano’ob (poesías) que hizo movimientos profundos en el territorio, y que unió el puksik’áal o corazones de esos grandes luchadores como Jacinto Canek o de los grandes líderes del movimiento maya de 1847.
Es claro que en el mayab los ts’ulo’ob se apoderaron de nuestros centros ceremoniales, hicieron nombramientos de acuerdo a sus conveniencias y no de acuerdo a los procesos normativos propios de nuestros pueblos, y ahora a nuestros hijos como sus aliados, quienes están listos para entregarles nuestras semillas sagradas.
Tiempos de la desmemoria y de agonía para nuestros pueblos, quienes todos los días constatan esa bipolaridad de sus hijos, entre que hablan el maya t’aano’ob, dan la estocada final al gran ceibo sagrado.
Aún hay mensajes a los hijos del mayab.
El kiliich k’ata’ab che’ de Xocén, entonces, no sólo se quemó, o que la ceiba sagrada, de nuevo regrese al inframundo…
Tiempos del xixtaj o de análisis, cómo esas culturas originarias, aún en sus estertores dejan evidencias del posible camino a la vida.
Arux Duende
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Agrónomo egresado del Departamento de Fitotecnia en 1994 de la Universidad Autónoma Chapingo
Comunicador e investigador de su cultura.