Por Adela Mac Swiney González

Madrid, España.- El Museo Nacional de Antropología de México fue galardonado con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2025 por ser heredero de una larga tradición en defensa y preservación de una parte esencial del patrimonio antropológico de la humanidad que, al mismo tiempo, expresa las señas de identidad de una gran nación en las que su gente se reconoce, según ha hecho público hoy el jurado encargado de su concesión.

El Museo Nacional de Antropología (MNA) de México se creó en 1940 gracias al traslado de parte del acervo del entonces Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía al Castillo de Chapultepec. Su denominación actual proviene de aquella primera sede en la que se expusieron únicamente los fondos de la época prehispánica y etnográficos.

En 1960 el Gobierno mexicano aprobó la construcción de un nuevo espacio, el edificio actual, en el bosque de Chapultepec, que, inaugurado en 1964, captó la atención internacional como símbolo de desarrollo, modernidad y vanguardia. Su misión es investigar, conservar, exhibir y difundir las colecciones arqueológicas y etnográficas más importantes de México.

Es parte de la red de museos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de ese país, que nombró a Antonio Saborit como director en 2013. Cuenta con un patronato que apoya sus actividades, en particular los proyectos de restauración y conservación, recaudando fondos a través de donantes privados y empresas nacionales e internacionales, membresías, la Tienda MNA y eventos.

En 2024, el MNA alcanzó su mayor cifra de visitantes: más de tres millones de personas recorrieron sus instalaciones. Concebido como espacio de reflexión sobre la herencia indígena de la nación mexicana, esta pinacoteca está considerada uno de los museos más importantes de Latinoamérica y un referente global en el estudio de la humanidad, debido a su compromiso con la divulgación, la investigación y la preservación del patrimonio cultural.

Además, mantiene una relación estrecha con España y la cultura española, ya que en sus salas se encuentran también objetos del período virreinal que reflejan la fusión de las culturas indígena y española y la relación bidireccional que históricamente se estableció entre estas, nutriéndose y enriqueciéndose mutuamente.

Con más de veinte salas y de cuarenta y cinco mil metros cuadrados de construcción —treinta mil de exposición—, el MNA es el museo más grande del país y en sus cerca de seis décadas de existencia sus colecciones han alcanzado las doscientas cincuenta mil piezas de todo México, de las que se

exponen alrededor de ocho mil.

A partir de 1972, con la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticas e Históricas, sus colecciones se nutren exclusivamente de piezas de proyectos arqueológicos del INAH y de la

repatriación de otras en el extranjero.

Su colección de arqueología tiene sus orígenes a finales del siglo XVIII, con los trabajos de la mejora urbanística realizada por el virrey y conde de Revillagigedo.

Entre las decenas de esculturas mexicanas que encontraron entonces estaban tres importantes monolitos: la escultura de la diosa Coatlicue, la Piedra del Sol y la Piedra de Tízoc. Entre sus piezas emblemáticas están Xochipilli o el Señor de las Flores —de la cultura mexica—, la lápida, el ajuar y la máscara de jade de la tumba del emperador maya Pakal y la máscara del dios Murciélago —que pertenece al arte zapoteco—.

En julio de 2017 el MNA recibió, para su resguardo y correcta preservación, el esqueleto prehistórico femenino con datación directa más antigua y genéticamente intacto de América, “Naia”, descubierto en 2007 y cuya antigüedad se estima en trece mil años.

Algunas de las piezas del MNA han recorrido el mundo como préstamo del museo a otras exposiciones, a países como Holanda, Rusia o Australia y además de la muestra permanente, el centro organiza exhibiciones temporales y lleva a cabo también otras itinerantes tanto nacional como internacionalmente.

El acto de entrega de los Premios Princesa de Asturias se celebrará, como es tradicional, en el mes de octubre en una solemne ceremonia presidida por los Reyes de España, acompañados por la Princesa de Asturias y la Infanta doña Sofía.

Cada Premio Princesa de Asturias está dotado con una escultura de Joan Miró – símbolo representativo del galardón−, un diploma acreditativo, una insignia y la cantidad en metálico de cincuenta mil euros.

(LectorMx)