Por Adela Mac Swiney González
Huesca, España.- Stewart Copeland, mítico baterista de “The police”, cuya carrera incluye la venta de más de 60 millones de discos en todo el mundo lo que le ha valido cinco premios Grammy, presentó en el marco de la 53ª edición del Festival Internacional de Cine de Huesca, el filme “Copeland”, dirigido por el zaragozano Pablo Aragüés, quien lo ha admirado desde la adolescencia y quien ha querido hacer de este filme “un solo de batería” para repasar su trayectoria.
Distendido, feliz y hasta con ironía, el célebre músico afirmó que no sabe porque alguien ha querido hacer una película sobre su vida. “Yo en realidad no soy nadie y cuando me preguntan que cuál es mi legado, es algo que a mí me da miedo, porque no es mi intención dejar un legado en realidad, el plan que yo tengo es estar siempre aquí, seguir estando presente y mientras haya variedad de ópera, de rock, incluso jugar al polo es lo que me importa porque estar aquí y presente es mi misión en la vida”.
Esta noche, en el Teatro Olimpia de Huesca, que celebra sus 100 años, el bailarín y coreógrafo español, Miguel Ángel Berna y Pedro Andreu, batería del grupo de rock de rock “Héroes del silencio”, le entregaron a Copeland, el Premio de la Música Aragonesa como “mejor baterista del mundo”.
Para el cineasta zaragozano Pablo Aragüés la razón, además de admirarle desde hace años, es que “él lleva toda su vida dedicada a la música, creándola de todas las maneras posibles y es algo que yo quería contar desde siempre, porque yo le he admirado mucho como músico y compositor desde que era un adolescente y tenía siempre ese sueño loco”.
“Hace un par de años surgió la posibilidad de hacerlo y la verdad es que mi idea acerca de este documental era que fuera un solo de batería cinematográfico y yo creo que eso es lo que a él le gustó y le convenció para que lo pudiéramos hacer”, manifestó.
Además de Aragüés, el músico, quien ha trabajado con grandes nombres del séptimo arte como Francis Ford Coppola, Oliver Stone o Ken Loach, estuvo acompañado del productor ejecutivo del filme, Tarquin Gotch y de la directora de la cita cinematográfica oscense, Estela Rasal.
Al hablar de ese paso para componer bandas sonoras, argumentó que “se trata de cosas muy diferentes, cuando tocas en una banda eres un artista, pero cuando creas una banda sonora, asumes el papel de ser un artesano, porque estás trabajando para el director que es el artista y al final de todo, la música está al servicio de la película, tiene que tener una misión específica para trasladar un mensaje y generar emociones en el espectador, pero he aprendido muchísimo más como compositor de cine que como artista”.
Refirió que cuando hizo la primera película con Ford Coppola, el guionista, productor y director de cine estadounidense, le dijo que se necesitarían instrumentos de cuerda. “En un inicio dije claro, qué emoción, pero al poco tiempo me enfrente al hecho de cómo hacerlo; fue cuando descubrí también mi faceta de compositor y cuando pude incluir una orquesta y si el cineasta no me hubiera llevado por el mundo de las cuerdas, nunca lo hubiera explorado”.
Ante esa experiencia subrayó que se siente muy afortunado y que tiene muy buenos recuerdos de ese proceso. “¡Ahora sí que soy un artista, hago lo que me da la gana y he aprendido muchísimo!”, exclamó pegando golpes a la mesa.
El músico, quien actualmente está trabajando en un libro, acaba de publicar el álbum “Wild Concerto”, que es una recopilación de sonidos de animales. “Hay sonidos de lobos, de hienas, de pájaros, es una recopilación realizada por Martyn Stewart, quien se recorrió el mundo entero grabando esos sonidos de especies, que estaban ya extinguidas o a punto de extinción; me trajo esos sonidos para poder darles voz, porque la idea era no tenerlos en una colección en un museo donde la gente fuera a escucharlos y ya está, sino que estuvieran puestos en un contexto musical donde la gente pudiera despertar ese interés por escucharlos y algunos de ellos por última vez, hicimos una combinación con ellos y una orquesta”, explicó.
(LectorMx)