Mérida, Yucatán.- A sus 72 años de edad, Gualberto Trejo Escalante dice con satisfacción haber convertido el tenis, una actividad para ricos, de élite, en un deporte accesible para personas de todas las edades sin importar condición social, edad o género.
Es un singular caso de entrega y pasión por el deporte en Yucatán.
Este hombre de origen humilde, campesino, oriundo de Dzilam González, aprendió a jugar tenis alrededor de los 30 años de edad sin tener maestro alguno y asimiló los secretos con sólo observar a los tenistas.
Gracias a ello, desde hace cuatro décadas se dedica a forjar con la generosidad y paciencia que lo distingue a jugadores, algunos de ellos competitivos, ya que han sido campeones en torneos estatales o han formado parte de equipos olímpicos nacionales.
Sin antecedentes familiares relacionados con ese deporte, Trejo Escalante se convirtió con los años en claro ejemplo de tenacidad y trabajo constante por aprender y difundir esa actividad que sólo era exclusivo de un sector social de gran capacidad económica.
Recordó haber ido hace 42 años a un basurero de un centro deportivo donde trabajaba para hurgar y localizar un par de zapatos especiales para el tenis. Aunque usados y maltratados, de esa manera pudo por fin pisar las canchas como un jugador con raqueta.
Es el personaje principal de un libro escrito sobre su trayectoria: “El tenis, la historia de mi vida”, que será presentado este sábado 17 de abril con la firma autoral de Ricardo Ávila Alexander, quien recogió los testimonios y anécdotas del protagonista.
En entrevista, luego de mostrar, imparable, los saques de unas 60 pelotas, don Gualberto habla sin complejos de cómo dio el salto de su vida, al abandonar el campo, el medio rural, y convertirse en maestro y entrenador deportivo.
Aprendió en el Club Bancario con sólo mirar a los practicantes del tenis, tanto profesionales como amateurs, durante los 16 años que se ocupó en el mantenimiento de las canchas, el primer trabajo que consiguió después de dejar su tierra natal.
Es el “Gerente Racket” como lo conocen sus ex compañeros de trabajo, jugadores y alumnos, apelativo que recibió tras ser nombrado encargado de atender a los usuarios de las canchas de tenis del mencionado complejo deportivo privado.
Tras un despido injustificado, Trejo Escalante se incorporó a la planta docente de las canchas del complejo deportivo Salvador Alvarado, donde durante 12 años formó jugadores infantiles que posteriormente compitieron en torneos estatales y en justas olímpicas nacionales.
Pero los ciclos se cumplen y llegó el día en que por razones fuera de toda lógica fue retirado de su puesto de entrenador en esos espacios públicos y fue entonces que tomó una decisión firme: construir su propia cancha de tenis.
Con el monto de su liquidación, dijo haber adquirido un terreno en montes de la comisaría de Cholul –municipio de Mérida–, por el cual pagó tres millones o tres mil pesos a valores actuales para emparejar y aplanar el predio y construir la cancha con las medidas y características que fija el reglamento de ese deporte.
Rememora haber cultivado tomates en el lugar, lo que rindió buena cosecha para venta y pudo llevar al cabo su sueño, el tener su propia cancha de tenis en una superficie de mil 217 metros cuadrados.
Por fin tuvo su propio espacio en medio de arbustos y pastizales secos al cual llegaba por camino de terracería. Su flamante cancha de tenis, inaugurada el 23 de noviembre de 2005, cuenta con alambrada en los alrededores para evitar la pérdida de las pelotas.
“Mi gran pasión es enseñar a los niños y jóvenes a jugar tenis”, afirma con satisfacción Don Gualberto, quien asegura que esta labor lo motiva y lo alienta a compartir sus conocimientos sobre las técnicas del uso de la raqueta, los golpes a la pelota y los desplazamientos.
“Cuando practicas el tenis se te olvidan los problemas, mejora la circulación, mejora la salud, además de que representa una terapia mental. Por eso es que considero esa actividad como el deporte más completo”, comenta en la conversación este hombre que ya es un ícono del deporte blanco en el estado de Yucatán.
Próximo a cumplir 73 años en julio próximo, con tres hijos (un varón y dos mujeres) y cuatro nietas, siempre con su esposa Ligia del Socorro a su lado, don Gualberto, de complexión delgada, macizo, goza de cabal salud por su afinidad al deporte.
Se confiesa creyente y defensor de los valores del trabajo, la perseverancia y la generosidad, ya que dar, dice, no empobrece, al contrario, logras mayor satisfacción que el que recibe.
De esa manera es como el “Gerente Racket” se ha convertido en un caso insólito en Yucatán de disponer de su propia cancha de tenis para formar a nuevas generaciones sin importar ningún tipo de diferencias de edad, sexo o condición social
La cancha de tenis de Gualberto ahora está rodeada de casas y fraccionamientos residenciales, lo que ha incrementado su plusvalía y valor. “Eso es lo que hay que hacer, trabajar para formar un patrimonio”, sostiene.
Son más de siete décadas de vida y don Gualberto se comporta como un chaval, ya que todos los días, sin falta, se traslada en bicicleta desde su casa en la colonia Maya a la cancha de tenis a las 5:00 de la mañana.
La idea, su propósito de vida –insiste–, es seguir orientando en el uso de la raqueta y el golpe a la pelota.
El tenis es mi vida”, recalca. En la actualidad cuenta con 30 alumnos y alumnas de todas las edades.
La presentación del libro, este sábado a las 9:00 de la mañana, será en la cancha de tenis que se encuentra en la calle 30 entre 19 y 34, cerca del centro de la comisaría de Cholul, con la esperada presencia de empresarios, deportistas y jugadores beneficiados por la generosidad y paciencia del “Gerente Racket”.
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