Por Jesús Mejía

Mérida, Yucatán.- A propósito del centenario de su nacimiento, el 24 de abril de 1922, Alejandro Muñoz Moreno, mejor conocido como Blue Demon o El Demonio Azul, es recordado como un ícono de los encordados y como uno de los héroes mexicanos más queridos contra los villanos.

La sola aparición del luchador nacido en García, Nuevo León, en el deporte del Pancracio causó furor durante cuatro décadas de la segunda mitad del siglo XX, ya que nunca perdió la máscara.

Su nombre, imagen y carisma lograron atraer la mirada y admiración de multitudes que concurrían a la lucha libre, junto a figuras míticas como Black Shadow, Rayo de Jalisco, Chema López, El Cavernario, el Matemático y, por supuesto, su eterno rival: El Santo.

Los que conocen estos ambientes, saben muy bien de la catarsis, del desahogo que representaron y siguen representando las luchas en los cuadriláteros entre los rudos y los técnicos, ambientes que el luchador azul difundió y fomentó con el desarrollo de la televisión y la pantalla grande.

Para quien esto escribe fue sorpresa conocer en persona al hombre enmascarado que sólo había guardado en mi niñez, en mis álbumes de estampillas, en las películas y en las transmisiones de lucha libre y cuya aparición desataba la locura entre las multitudes.

Cuando lo saludé en una oficina, vestía de saco y corbata, de un color azul más tenue que el color brillante de su máscara. Tras el traje y la camisa se advertía su fortaleza física, resaltaban sus pectorales y la musculatura de sus brazos.

Lo creía imponente, enorme como el personaje Hulk de la televisión de aquellos años, pero no, era bajo, cerca de 1.65 metros de altura, pero expelía fuerza, poder, protección y seguridad entre sus admiradores.

Su sencillez y amabilidad facilitó desde un principio la entrevista.

Alargué la diestra y lo notorio fueron sus enormes manos. ¡Qué manos! Exclamé y, sin mediar pregunta mostró las palmas y dijo: “Sí, desde que era chamaco, muy joven, me decían El manotas, nombre con el que me inicié en las luchas en 1948”.

—Señor, la lucha libre tiene gran aceptación gracias a la televisión, el cine y los duelos en los encordados. Se dice que El Santo es el gran promotor de este deporte.

—No –respondió, hizo una pausa y se llevó el índice a la boca para matizar y aclarar–: Yo fui el que derrotó a El Santo en el ring y yo fui el primero que llevó las luchas al cine.

(El luchador se refirió a las cintas “Blue Demon, el Demonio Azul” (1964), “Blue Demon vs el Poder Satánico (1965)”, “La Sombra del Murciélago (1966)”, “Arañas Infernales (1966)”, “Blue Demon contra las Diabólicas (1966)” y “Blue Demon vs Cerebros Infernales” (1966).

—¿Quién es más popular, El Santo o usted? La pregunta a bocajarro.

—Yo invité a El Santo a participar y trabajar juntos en las películas, lo que fue un éxito, a la gente le gustó. Sin embargo, debo admitir que El Santo se volvió el personaje que más gusta a la gente.

—¿Es cierto que hay rivalidad entre ustedes?

—No. Lo que hay es buen compañerismo, amistad y buena relación de trabajo. La prueba está en que de las más de 25 películas que hice, diez las hice con El Santo (Entre ellas “Santo contra Blue Demon en la Atlántida” (1969) y Santo y Blue Demon contra los Monstruos (1969).

—¿Está triste por esa situación?

—Ja ( Se ríe), claro que no. La vida me ha dado muchas satisfacciones, por qué iba a estar triste.

Esta supuesta rivalidad aún prevaleció como leyenda en Mérida el 26 de junio de 2013 cuando se enfrentaron en memorable combate en el Poliforum Zamná el hijo de El Santo con Bkue Demon Jr.

De 1949 a 1989 Blue Demon libró infinidad de combates, pero tres fueron los más resonantes en su trayectoria deportiva:

Primero: El 25 de septiembre de 1953 destronó a El Santo del campeonato mundial welter versión NWA y de paso vengó la derrota que infligió el Enmascarado de Plata a su amigo Black Shadow un año antes en la mítica Arena México. Esta victoria habría de originar la supuesta rivalidad entre ambos enmascarados.

Segundo: Meses después de su retiro en 1988, Rayo de Jalisco lo retó a un duelo de máscara contra máscara el 30 de julio de 1989 en la Plaza de Toros de Monterrey y El Demonio Azul salió victorioso a sus 67 años de edad.

Tercero: El 27 de agosto de 1989, otro luchador en su soberbia lo retó a un combate de máscaras conocido como “El Matemático” y lo venció.

Ese fue Blue Demon, hombre sencillo, serio, un grande de la lucha libre, en una breve conversación realizada un año antes de morir el 16 de diciembre de 2000.

La muerte fue la única que detuvo y de tajo al invencible enmascarado: al salir de la estación del Metro Potrero de la Ciudad de México, sufrió un infarto fulminante a los 78 años de edad, cuando ya estaba retirado de los cuadriláteros y de los estudios cinematográficos.

(Con información de El Universal y Wikipedia)