Mérida, Yucatán.- El sacerdote Alejandro Solalinde deploró hoy la ausencia de representantes de la Iglesia Católica ante el sufrimiento de una “caravana interminable” de madres de desaparecidos en México.

“Entonces en qué Iglesia estamos hablando, estas pobres mujeres a quién tienen que acudir. El chapulín colorado ya se murió.

Qué tristeza, cómo duele todo eso”, afirmó en conferencia de prensa.

De visita para participar en las “Jornadas por los Derechos Humanos”, que organizan agrupaciones civiles, negó que pretenda hablar con el Papa Francisco, pues no le corresponde.

“Los que tienen que hablar son los pastores. Aquí tenemos pastores en las 32 entidades de la República Mexicana y el Distrito Federal. ¿Qué no ven? ¿No sienten? ¿Por qué le no hablan al Papa de eso?

“Raúl Vera (diócesis de Saltillo), me consta que sí lo hizo, y otros obispos también que están inquietos, pero tienen miedo, no se atreven. Entonces es necesario que rompan esa barrera de miedo y que se atrevan”, expuso.

A pregunta específica, estimó que los pastores talvez tienen miedo a un regaño de la Iglesia o de la jerarquía católica.

“O tienen a lo mejor miedo a que ahora sí el Gobierno les falte el respeto como obispos y entonces pasen cosas. Hay miedo, ¡qué pena!, pero así con miedo no se puede defender a las ovejitas”, ilustró.

Solalinde subrayó que él no ha sentido miedo sino dolor, y que lo que menos le preocupa es su vida, ya que está depositada en manos de Dios.

“Yo no creo en la muerte, creo en la vida”, insistió.

Relató que antes de la masacre de normalistas en Ayotzinapa, cuando empezaba la oleada de desapariciones en el país, madres de mujeres y de jóvenes desaparecidos, le pidieron interceder llevando una carta a Roma.

Las afectadas argumentaron que sus párrocos y arzobispos no les habían tomado con seriedad.

El presbítero reveló que nunca le quisieron recibir la misiva. Un cardenal en Ciudad del Vaticano no la aceptó, tampoco se pudo por medio de Radio Vaticana y por Amnistía Internacional.

“Si el Papa la hubiera recibido hubiera tenido que contestar oficialmente esa carta, y entonces se iba a meter en un problema de un Estado con otro Estado. Pero no asumió su papel en ese momento como Jefe de la Santa Sede, que tiene que profetizar y que tiene que defender a las víctimas de las desapariciones.

“En la Nunciatura Apostólica, el anterior Nuncio Apostólico, tampoco me quiso recibir nada de carta”, narró.

Previamente, enfatizó que más que la riqueza y el lugar privilegiado en que se han instalado la cúpula y varios pastores, duele que no estén de lado de las víctimas.

“Me duele que estén haciendo marchas para defender la vida de los no nacidos, y está correcto, y pero ¿y de los jóvenes que están asesinando en México?, también son vidas, y ¿por qué no protestan?.

“Las mujeres que están desapareciendo en Veracruz y en todos lados, ya tenemos en toda la República Mexicana desaparecidos y se han formado comités de familiares que buscan a sus desaparecidos, ¿por qué no marchan por eso, por qué no marchan por el asesinato de mujeres que están siendo asesinadas por todos lados?”, dijo.

El defensor de los derechos humanos remarcó.

“¿Dónde están los pastores? Estamos viendo un pueblo rodeado de lobos, y ellos tranquilos viendo desde la barrera cómo se los comen.

Eso no es posible, tienen que bajar y tienen que estar de lado de las víctimas. Es lo que duele, no otra cosa”, reprochó.

También opinó que observa una Iglesia católica “agradecida”, porque recibe regalos y favores de la clase política.

“Hemos dejado solas a las víctimas”, sentenció.

(LectorMx)