Mérida, Yucatán.- A la par de otras orquestas del orbe, que presentan música relacionada con las fiestas decembrinas, la Sinfónica de Yucatán ofreció este fin de semana un programa denominado “Gala de fin de año” con composiciones de Beethoven, Handel, Williams y Borodin.
Bajo la dirección de Juan Carlos Lomónaco y la venezolana María Eugenia Guerrero en el coro integrado por sopranos, contraltos, tenores y barítonos, la orquesta interpretó obras que forman parte del repertorio de la música de concierto a nivel internacional.
El “Aleluya” del oratorio El Mesíascompuesta por Handel para conmemorar el nacimiento de Jesús, ocupó una de las partes centrales del programa alusivo a la Navidad. Con acierto, la OSY y el coro evocaron la alegría por el natalicio de El Salvador.
Fue Wolfgang Amadeus Mozart quien revisó la partitura para la posteridad y en 1742 fue estrenado el conocido oratorio, de lo mejor de la música sacra de Handel, en el New Music Hall de Dublín, Irlanda.
De Ludwig van Beethoven, la OSY tocó la Obertura Leonora número 3 y la Fantasía Coral opus 80 con la participación de la pianista cubana Zuleika Díaz, ésta última de grandes dimensiones sonoras que recordó el cuarto movimiento de la famosa Novena Sinfonía.
Con buena entrada en los últimos tres conciertos, la OSY y el coro de ópera también interpretaron el Himno para la Coronación Número 1 Zadok el sacerdote,que evoca la entronización el 11 de octubre de 1727 de Jorge II en Inglaterra, basado en el pasaje bíblico de coronación del Rey Salomón.
Handel incluyó fanfarrias y el himno “Dios salve al rey” con el empleo de trompetas, trombones y percusiones, lo que dio mayor magnificencia a la obra.
“Seca tus lágrimas África” (Dry your tears Africa) creado por el compositor John Williams para la película “Amistad” (1997, Steven Spielberg), conmovió al público, ya que está basado en un poema que narra el traslado de esclavos del continente africano a la isla de Cuba.
La OSY cerró el concierto con Danzas Polovtsianas del ruso Alexander Borodin, basadas en las alegorías de los tártaros de Asia central que aplicó el auto en su ópera“El príncipe Igor”, estrenada con éxito en la ciudad de San Petersburgo el 4 de noviembre de 1890.