Mérida, Yucatán.- Es urgente revertir la contaminación de los mantos freáticos de la ciudad de Mérida, de lo contrario, estaremos poniendo en riesgo las fuentes de suministro de agua para las futuras generaciones, advirtió el especialista en el tema, Javier Castro del Río.
Expuso que con base en un diagnóstico y estudio preliminar, la capital yucateca prácticamente en todos los puntos cardinales prevalecen los sumideros o fosas sépticas cuyas aguas residuales se filtran sin control en el subsuelo, con la consecuente contaminación de ríos subterráneos.
El problema de la contaminación a nuestro medio ambiente se expande con los cenotes de la ciudad, muchos de los cuales son utilizados para vertir desperdicios y aguas negras, además de que en las colonias del sur hay muchas zonas donde aún se practica la defecación al aire libre.
“No sabemos cuánta agua fluye en el subsuelo y cuál es el grado de contaminación, pero sí sabemos que se vierten al subsuelo de manera grave y descontrolada considerables cantidades de aguas negras”, expresó en entrevista el arquitecto dedicado a estudios de medio ambiente.
A partir de un mapa de Mérida, señaló la ubicación de un mil 227 sumideros y fosas sépticas –que son parte de un primer muestreo, aclaró– que se encuentran, lo mismo en el Centro Histórico que en las colonias García Ginerés, Chuburná, Xcumpich y en todas las comisarías del municipio, por lo que prácticamente el problema de contaminación se ha generalizado.
En otro mapa, Castro del Río mostró cómo todas las aguas que se vierten en la ciudad, incluidas las de lluvias, se concentran en una gigantesca cuenca en el subsuelo, que tiene como destino el mar, lo que afecta también la zona costera.
Como consultor y estudioso del tema, planteó que es urgente poner marcha medidas que permitan revertir esta situación, como la sustitución de sumideros y fosas sépticas por biodigestores que, aunque no son la solución definitiva, sí constituyen una alternativa para reducir los niveles de contaminación a los mantos acuíferos.
La instalación de plantas de tratamiento de aguas negras y un sistema de drenaje en la ciudad conllevaría un proceso de planeación y cuantiosas inversiones a aplicarse en mediano y largo plazos, de ahí la necesidad de aplicar medidas de apremio como el uso de los biodigestores.
Explicó que ese tipo de depósitos que hoy tienen un valor en el mercado de seis mil pesos con capacidad para contener 450 a litros, permite la separación de los residuos líquidos de los sólidos, los cuales pasan por un proceso bacteriano de síntesis en tanto que las aguas negras pasan por un sistema de filtración con mínimo impacto a los acuíferos.
(Jesús Mejía)