Mérida, Yucatán.- Recipiendario del Premio Excelencia en las Letras, en la IV edición de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey), el escritor Fernando del Paso Morante –fallecido hoy– dibujó en tierras mayas el rostro del México convulso y confrontado.

De visita en Mérida para recibir la medalla que lleva el nombre del desaparecido José Emilio Pacheco, el entonces homenajeado entabló diálogo con su amigo y colega ausente.

“¿A qué hora nuestro país se deshizo en nuestras manos para ser víctima del crimen organizado, el narcotráfico y la violencia?”, preguntó en su discurso.

“Qué hicimos de nuestra patria, a qué horas y cuándo se nos escapó de las manos esa patria dulce que tanto trabajo les costó a otros construir y sostener”.

Artistas, intelectuales y académicos, así como autoridades estatales y municipales, le acompañaron aquel 7 marzo de 2015.

En su rememoración, del Paso mencionó que no hubo oportunidad de despedida con Pacheco, cuyo deceso sorprendió el 26 de enero de 2014 en la Ciudad de México.

“¡Ay, José Emilio!: ¿Qué hemos hecho de nuestra patria impecable y diamantina? Insisto José Emilio: no me preguntes cómo pasa el tiempo. Lo que te puedo y quiero decir ahora es que estoy viejo y enfermo, pero no he perdido la lucidez: sé quién soy, quién fuiste y sé lo que estoy haciendo y lo que estoy diciendo.

“Lo único que no sé es en qué país estoy viviendo. Pero conozco el olor de la corrupción; dime José Emilio: ¿A qué horas, cuándo, permitimos que México se corrompiera hasta los huesos?”, clamó don Fernando en público.

A su lado estaban su esposa Socorro Gordillo y sus hijos Paulina y Alejandro. Y en su disertación preguntó si su generación había cumplido.

“Hoy que el país sufre de tanta corrupción y crimen ¿Basta con la denuncia pasiva? ¿Basta con contar y cantar los hechos para hacer triunfar la justicia? ¿Es ético aceptar premios por nuestra obra y limitarnos a agradecerlos en público, como lo hago en estos momentos? No lo sé. Pero vale la pena plantear si nuestra posición sirve para algo.

“No puedo quedarme callado ante tantas cosas que se nos han quebrado ¿Qué se hizo del México post 68? Qué proyecto de país tenemos ahora… ¿Qué proyecto tienen quienes dicen gobernarlo?”, expuso en su invocación.

El dibujante, pintor y diplomático, cerca de cumplir los 80 años de edad en esas fechas, se reconoció enfermo y cansado, pero se dio tiempo para hablar de los desaparecidos de Ayotzinapa y de otros más.

“¡Ay, José Emilio! ¿Qué vamos a hacer, qué se puede hacer con veinte y tres mil desaparecidos en unos cuántos años? ¿O son veinte y tres mil cuarenta y tres? ¿Y cómo sabemos quiénes son culpables? ¿O vamos a fabricar culpables por medio de la tortura, como es nuestra costumbre?”.

En esa ceremonia estuvieron presentes Elena Poniatowka, Cristina Pacheco y Vicente Quirarte. A ellos y al público asistente, Pacheco dijo  sentirse apenado por aprender apenas ahora los nombres de los pueblos mexicanos y que hoy sabe de ellos por una tremenda injusticia.

“Sólo cuando en ellos corre la sangre: Chenalhó, Ayotzinapa, Tlatlaya, Petaquillas…. ¡Qué pena, sí, qué vergüenza que sólo aprendamos su nombre cuando pasan a nuestra historia como pueblos bañados por la tragedia!”

Además, cuestionó de qué sirve recoger aquí y allá premios y reconocimientos mientras nuestro país se desprestigia ante los ojos del mundo.

“Mientras México se mexicaniza para estar de acuerdo con sus películas y las más negras de sus leyendas?”, ironizó.

Tras despedirse en lengua maya, Del Paso cerró su explosivo discurso con una auténtica bomba: “En la esquina de un estanque/ había un sapo/ lo quise agarrar/ pero se me escapó/”.

Del Paso murió a los 83 años de edad este miércoles en Guadalajara, donde vivió desde los noventas después de radicar varias décadas en el extranjero.

(Con información de Reforma)