Mérida, Yucatán.- El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el Estado de Yucatán, recuperó una placa de piedra caliza que señaló la esquina del tigre durante el periodo colonial, que se encontraba en posesión de la familia Siqueff.

En un operativo montado la noche del 18 de febrero de 2020, se trasladó la pesada placa histórica del centro de la ciudad a las instalaciones del INAH Yucatán en la colonia Gonzalo Guerrero, con el objeto de que sea restaurada por el INAH y eventualmente pueda ser exhibida en algún museo de la ciudad capital.

La importancia de dicho monumento es de gran relevancia, puesto se cree que fue realizada en el año de 1638 y colocada en el predio que posteriormente fue demolido por encontrarse en ruinas y redificado en el siglo XX en dos veces.

El antropólogo Eduardo López Calzada, Director del Centro INAH Yucatán precisó “que el Instituto agradece a la familia del señor Elías Siqueff Simón y la Señora Fanny María Moisés Jorge de Siqueff, por haber entregado al INAH, dicha placa que permaneció en posesión de su familia, durante las últimas décadas. Con la recuperación de dicho legado histórico, se puede rescribir la historia de la Mérida colonial y en un futuro se prevé que pueda ser exhibida en un museo a cargo del INAH.”

En el operativo montado durante la noche, la familia Siqueff, entregó al Lic. José Arturo Chab Cárdenas, Jefe de Trámites y Servicios Legales del INAH la placa de casi una tonelada de peso, con el fin de que se restaure y se exhiba en los museos del INAH, trasladándose en grúa a las instalaciones del INAH en Yucatán, precisando que la placa se trata de un monumento histórico mueble protegido en términos de los artículos 5, 35 y 36 de la Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicas Artísticos e Históricos.

HISTORIA

La ciudad de Mérida, durante el periodo colonial, no contaba con nomenclatura que permitiera identificar las calles por números; en los albores del siglo XVII los documentos históricos señalan que referencias eran ubicadas por nombres de personajes, familias, animales, hechos anecdóticos e incluso frutas.

Los propietarios de las casonas y negocios de la Mérida Colonial, le ponían a sus inmuebles elementos decorativos o de identificación para que sirvieran de referencias a los pobladores, usando nombres peculiares a los cuales le mandaron a labrar, esculturas, estatuas, murales o placas que rezaban inscripciones diversas, incluso rimas, o bromas de la cual la sociedad del centro se refería, para ubicarse en la ciudad capital.

El Cerro del Imposible, la Esquina del Todo Sentado, la Esquina del Monifato, El Pavo y la tienda de La Berenjena, las “Dos Caras”, la esquina de la panadería La Reina o la esquina de Santa Lucía, son algunas referencias históricas de cómo han sido registrada las ubicaciones en la ciudad de Mérida.

Entre 1864 y 1865, José Salazar Ilarregui, bajo el título de comisario Imperial designado por el entonces emperador de México, Maximiliano de Habsburgo, dispuso a la nomenclatura de la ciudad de Mérida levantando el plano topográfico, por Agustín Díaz, Mauricio Von Hippel, Carlos Ramiro Francisco Beltrán y Carlos Moya, quienes consiguieron un plano de gran precisión y un sistema de nomenclatura inspirada en el urbanismo francés.

El 9 de Julio de 1890 la administración de correos de Mérida informó al gobernador Miguel Traconis de la necesidad de nomenclatura por números, las calles de la capital yucateca a fin de poder cumplir con la entrega de la correspondencia, misma que fue sometida autorización del H. Cabildo de la Ciudad, en virtud de tratarse de vía pública.

ESQUINA DEL TIGRE

En el caso de la Esquina del Tigre, su historia nos conduce al siglo XVII en donde se encuentra la primera referencia a esta esquina formada con el cruzamiento de la calle 54 con 55, sin embargo, fue hasta los años de 1864 y 1865, cuando se le fue asignada la nomenclatura. En el siglo XX, en el inmueble se ubicó una panadería de Don Candelario Correa, construida de las ruinas del predio colonial. En los años 70s la casa fue nuevamente demolida y posteriormente edificada una de estilo modernista, en la cual se instaló un popular centro nocturno de los años 80s conocido como el Chac-mool, rebautizando esa esquina bajo el nombre del centro nocturno.

Según la Restauradora Natalia Hernández Tangarife, la placa está hecha en piedra caliza, con la representación de un tigre de cuerpo entero labrado en alto relieve, a su costado derecho presenta un placa labrada con la inscripción de “TIGRE” escrita sobre una inscripción casi ilegible que dice “Yucatan tiera de fieres” que podría decir “Yucatán tierra de fieras”, sin embargo es difícil su lectura a simple vista.

La placa actualmente tiene 181 cm de largo por 112 cm de alto y 33 de ancho.

(Comunicado)