Respira profundamente y exhala. Dependiendo de dónde vives, esa bocanada de aire podría estar contribuyendo a que engordes y desarrolles diabetes.

La idea de que el aire engorda puede sonar ridícula, pero algunos estudios realmente desconcertantes aportan evidencia para apoyar esa teoría.

Dos personas que consumen la misma comida y realizan el mismo tipo de ejercicio pueden terminar con una diferencia de peso significativa con el paso de los años, gracias a la atmósfera que los rodea.

El humo de los tubos de escape y de los cigarrillos son las principales fuentes de preocupación: estos poseen partículas irritantes que desatan inflamaciones en el organismo y disminuyen la capacidad del cuerpo para quemar energía.

Aunque el efecto a corto plazo es mínimo, en el largo plazo pueden ser suficientes para contribuir al desarrollo de enfermedades graves, además de afecciones respiratorias más comúnmente asociadas al smog.

“Apenas estamos comenzando a entender que el aire que absorbemos y la contaminación que circula en el ambiente puede afectar a otros órganos además de los pulmones”, dice Hong Chen, un investigador del Servicio De Salud Pública de Ontario y del Instituto de Ciencias Clínicas Evaluativas, en Canadá.

(Información completa: www.bbc.com)