Mérida, Yucatán.- En su valoración del pasado y presente, el escritor Juan Villoro criticó hoy al Gobierno mexicano, tendió la mano a los zapatistas y rememoró sus raíces en Yucatán.

Al recibir el Premio Excelencia en las Letras “José Emilio Pacheco” 2016, defendió el valor político de la literatura.

“En un país donde el Presidente de la República ignora la legalidad y donde un procurador llama verdad histórica a una hipótesis indemostrable, la literatura tiene un valor político que no ha pedido pero que no puede dejar de ejercer.

“Cuenta la trama oculta y genuina de la vida. Los días que no se nombran, como diría Pacheco.

“Vivimos una época de quebrantos, pero no dejamos de imaginar mundos posibles. El arte no cierra los ojos ante los agravios, pero también demuestra que, incluso en el horror, hay algo que no es horror”, expresó.

En la inauguración de la Feria Internacional de la Lectura (Filey) 2016, que organiza la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), señaló que preservar la ironía, la sensualidad y la experiencia lúdica son tareas de resistencia.

“Una tía del escritor Jorge Ibargüengoitia, dejó una frase que resume este imprescindible ideal rebelde: la vida quiso que fuera desgraciada, pero no me dio la gana”.

Subrayó que la literatura es la más eficaz ventanilla de quejas para los desastres del mundo.

“El escritor hace el recuento de los daños con historias que por más tristes y más rusas que sean producen placer estético”.

El autor de El profesor Ziper y la fabulosa guitarra eléctrica tuvo tiempo para referirse al yucateco Juan García Ponce, a quien citó como el mayor ejemplo de temple ante la adversidad.

Una semblanza colorida leída por Jorge F. Hernández y el acompañamiento de Elena Poniatowska y Cristina Pacheco, dieron marco a la ceremonia.

El también anunciado Fernando del Paso suspendió por prescripción médica.

“Agradezco el atrevimiento que han tenido al distinguirme, no recibo el premio como un certificado de lo que ya hice, sino como un estímulo para tratar de merecerlo”, acotó.

villoro2Tras rememorar su niñez en la tierra de su abuela Estela Milán y de su madre Estela Ruiz, ésta última ausente por enfermedad, aseveró que el pasado de los pueblos originarios no deja de suceder y más difícil es aceptar que pertenecen a la actualidad.

“No puedo recibir un premio en zona maya sin pensar en quienes piden justicia en tzotzil, tzeltal o tojolabal, y desean que algún día este país, en este país se pueda mandar obedeciendo.

“He decidido donar el dinero (150 mil pesos) que acompaña este premio a las comunidades zapatistas de Chiapas para continuar, así sea de manera simbólica, sus notables tareas de salud y educación. Ayúdennos a no ser necesarios, han dicho los zapatistas, por el momento son imprescindibles”.

En presencia de legisladores federales del PRI y de políticos del PAN y del PRD, recriminó que los Acuerdos de San Andrés no se hayan convertido en ley, por incapacidad de todos los partidos políticos.

“Mientras tanto, las comunidades indígenas se han dedicado al heroísmo de la vida diaria”.

De Pacheco, sostuvo que haber imprimido su nombre en este premio es un privilegio y una responsabilidad.

“Su vasta obra puede leerse como un riguroso sistema de alarma ante las catástrofes que se ciernen sobre México, donde aprendemos geografía a través de las tragedias: Tlatelolco, Aguas Blancas, Tlatlaya, Ayotzinapa, nombres propios del oprobio”.

En la parte final de su discurso, el homenajeado ponderó que la literatura se dedica a mezclar el tiempo, y nos permite conversar con difuntos e imaginar futuros.

“Somos contemporáneos del Popol-Vuh y de civilizaciones por venir; en este cruce los tiempos quiero aludir al de mi origen: dedico este premio a la niña que leía El Tesoro de la Juventud, bajo un árbol de flamboyán en la avenida Colón, número 501 (en Mérida).

“Se llama Estela Ruiz Milán, ha cumplido 82 años y carga con el trabajo de ser mi madre. Si estuviera presente ejercería su virtuosismo para llorar en público, no pudo acompañarnos porque se encuentra hospitalizada”, abundó.

En su despedida, dijo que un venturoso azar ha permitido que hoy reciba un premio que lleva el nombre del autor de El Viento Distante.

“Los logros de José Emilio Pacheco me quedan muy lejos, pero la generosa disposición de todos ustedes me hace sentir que no he llegado a Yucatán, he regresado”.

El Premio Excelencia en las Letras la recibieron previamente José Emilio Pacheco (2013), Elena Poniatowka (2014) y Fernando del Paso (2015).

Atestiguaron el acto el Gobernador de Yucatán, Rolando Zapata Bello; el Alcalde de Mérida, Mauricio Vila Dosal, y el Rector de la UADY, José de Jesús Williams.