Puede ocurrir en el momento clave de la serie o película que estás viendo por internet, o justo cuando estás a punto de enviar ese email tan importante que no podía esperar.
Pero cuando tu internet va lento o no funciona correctamente no hay mucho que hacer, aparte de enojarse y dar un grito de desespero.
Las razones pueden ser varias: el ancho de banda, el mal rendimiento de tu dispositivo, la presencia de un virus o incluso las famosas cookies (archivos que almacenan información sobre tu navegación).
De acuerdo con el informe “Estado de la banda ancha en América Latina y el Caribe”, elaborado por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) en 2015, Venezuela, Bolivia y Perú son los países de la región donde la internet funciona con mayor lentitud.
Pero más allá del lugar donde ocurra, o de qué consideremos una conexión “rápida” o “lenta”, la reacción del usuario suele ser la misma ,y las más comunes son frustración, rabia o angustia.
Y eso tiene efectos sobre nuestro cuerpo.
Efectos fisiológicos
El neuropsicólogo David Lewis lleva tiempo estudiando cuáles son los efectos de la lentitud de internet en la salud física y mental.
Y, para ello, en su laboratorio Lewis realizó un experimento: le pidió a un grupo de voluntarios que rellenaran una serie de formularios, luego de ralentizar -a propósito- su conexión a internet hasta hacer que esta fuera “dolorosamente lenta”.
(Información completa: bbc.com/mundo)