El norteño Roberto Gabriel Lozano Tamez, quien se encuentra hospitalizado en la Clínica de Mérida tras sufrir el ataque de un tigre de su propiedad, asesinó a sangre fría a una persona en su natal Nuevo León.
Lozano Tamez, quien ostenta en Yucatán una vida de lujos y excentricidades, se convirtió en homicida por la cantidad de 50 mil pesos cuando aún vivía de forma modesta en Guadalupe, su ciudad de origen.
Su historia es cenicienta: mató a uno de sus amigos porque estaba necesitado de dinero y éste le debía; fue encarcelado en un penal controlado por organizaciones del narcotráfico y, cinco años después, al ser liberado abandonó Nuevo León para llegar a Yucatán convertido en un pudiente empresario que realizaba inversiones de todo tipo.
Su presencia en Yucatán tomó notoriedad por el ataque de un tigre de Bengala que tenía como mascota en el municipio de Baca y su historia delictiva salió a la luz tras hacerse público, mediante boletín oficial de la Policía Estatal, que era buscado por homicidio calificado en Nuevo León.
Se pudo averiguar que Lozano Tamez no es regiomontano, sino proviene de una localidad que pertenece al populoso municipio del mismo nombre, conurbado a Monterrey. El equivalente de Kanasín en relación con Mérida.
“Vivía en una ciudad ordinaria como Guadalupe; no era de las personas de alto perfil y no pertenece a alguna familia acomodada de la región”, afirma el periodista regiomontano Víctor Badillo Guerrero. Y el móvil del crimen fue un adeudo de 50 mil pesos.
Las indagatorias arrojaron que Roberto Lozano se dedicaba a la compra y venta de vehículos usados.
Se hizo amigo de Juan Ramón Treviño Garza, quien tenía un lote de autos en la misma ciudad de Guadalupe.
Sin embargo, el “lotero” le debía 50 mil pesos por una operación de compra-venta. Fue a visitarlo a su negocio y presuntamente discutieron, tras lo cual Lozano Tamez sacó un cuchillo y lo asesinó.
El cuerpo de Treviño Garza fue encontrado con nueve puñaladas, según el dictamen, y atado con las manos por atrás con cinta adhesiva de color gris, con la cual también le envolvieron la cabeza.
El hallazgo fue la mañana del viernes 9 de septiembre de 2005, en la oficina del lote de Autos Treviño, localizado en la avenida Guerrero 118 sur del centro de Guadalupe.
Después de matarlo, indica el reporte oficial del agente investigador Florentino Martínez González, el homicida robó del lugar 7 mil pesos, unas alhajas y huyó.
Lozano Tamez fue el principal sospechoso del crimen porque era la última persona con la que estuvo la noche anterior Treviño Garza, de 38 años de edad.
Al momento de cometer el homicidio Roberto Gabriel tenía 21 años. Según el informe, continuamente pedía prestado dinero, entre 10 y 15 mil pesos, a la víctima.
Fue detenido el 13 de septiembre de 2005 y recluido en el penal tras comprobarse su participación en el crimen. Sin embargo, quedó libre por supuestas omisiones en el proceso y debió reponerse.
El expediente es el 199-2005 y quien examinó su caso es Ascensión Hernández Olmo, Juez Segundo de lo Penal de Guadalupe, refiere Víctor Badillo, ex corresponsal de CNNE y colaborador en Publímetro y UNOTV desde Nuevo León.
Al reponerse todo el proceso la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Nuevo León ratificó la sentencia que se le había impuesto por 25 años y emitió una orden de reaprehensión.
Para entonces el homicida ya había abandonado la entidad norteña.
Al salir de la cárcel, cinco años después, Roberto Lozano viajó a Yucatán. Llegó como una de las partes que representaba a un grupo de regiomontanos que instaló en Mérida el casino “Golden”, en sociedad con inversionistas yucatecos.
Sin embargo, después de notar varias cosas “raras” en el negocio, los empresarios yucatecos, que pertenecen a conocida y trabajadora familia de la comunidad libanesa, se fueron quedando con las acciones tras salirse de una inversión similar en Cancún: el casino “Dubai”.
Los yucatecos negociaron las acciones para quedarse con el centro de juegos de Mérida, que actualmente es un negocio de capital mayoritario yucateco.
Fue de esta manera como Roberto Lozano, actualmente con 35 años de edad, se estableció en la entidad como inversionista y se relacionó con financieros, empresarios y personas conocidas de la sociedad, por lo cual era también ampliamente conocido en esos círculos y mantenía un alto perfil.
Se supo que también abrió financieras en Mérida, que prestaban dinero al interés; adquirió la distribución de costoso producto para bajar de peso y presuntamente era proveedor del Gobierno del Estado con uniformes y ropa de la marca Citrix, con sucursales en varia partes del país, incluyendo Yucatán.
Sin embargo, fue a raíz del ataque del tigre de Bengala a él y a su hijo, en un rancho ubicado en el municipio de Baca, que cobró notoriedad su presencia en la entidad.
(Texto y foto: Presidio)