El ser humano no es el único animal que se droga por diversión, ni muchísimo menos. Se han documentado casos de delfines mordisqueando peces globo en busca de los efectos de su toxina, renos ingiriendo como locos hongos alucinógenos o mandriles que antes de iniciar peleas entre machos toman una planta que aumenta su potencia y resistencia al dolor. También son verdaderas expertas en drogas las cabras. De hecho, algunas sustancias estimulantes, como el café, o alucinógenas, como el frijol de mezcal, fueron descubiertas por el hombre después de comprobar lo bien que se lo pasaban las cabras al tomarlas. Pero, sin duda, uno de los casos más conocidos de animales que se drogan es el de los gatos y la planta Nepeta cataria, más conocida como hierba gatera.

Esta planta, típica de Europa, Asia occidental y Norteamérica, era utilizada en el pasado como tratamiento para las picaduras de escorpión. Sin embargo, muchos gatos disfrutan de lo lindo con su consumo, sin necesidad de que uno de estos temibles arácnidos les haya clavado su aguijón previamente.

Los efectos no son siempre los mismos. De hecho, se calcula que aproximadamente un tercio de los gatos no perciben ninguno de ellos. Sin embargo, la mayoría coinciden en mostrarse especialmente nerviosos y juguetones al ingerir u olisquear sus hojas e incluso al revolcarse en ellas. Además, en los casos más extremos pueden llegar a mostrar agresividad y alucinaciones, como la tendencia a cazar ratones imaginarios. La sustancia responsable de este “colocón” es la nepetalactona, un terpeno utilizado por la planta para ahuyentar de forma natural a algunos insectos.

Los terpenos son un conjunto de compuestos orgánicos, muy utilizados industrialmente para aplicaciones como la elaboración de aceites esenciales o compuestos farmacológicos. Los más conocidos, cuya síntesis está más extendida, se suelen producir en un solo paso, con ayuda de una sola enzima. Sin embargo, el caso de la nepetaloctona es diferente y hasta hace poco no se sabía cómo se daba exactamente. Ahora, gracias a un estudio publicado en Nature Chemical Biology por científicos del Centro John Innes (Reino Unido), el proceso de síntesis ha dejado de ser un misterio y su conocimiento podría ayudar también a la producción de otros terpenos, utilizados en quimioterapia.

Una enzima más

El proceso natural de síntesis de los terpenos contenidos en plantas como la menta se suele dar a través de un solo paso en el que una sustancia precursora se convierte en el producto final a través de una reacción catalizada por una enzima concreta. Sin embargo, la nepetalactona se forma en un proceso más complicado.

Con el fin de comprobarlo, estos científicos, dirigidos por el doctor Benjamin Lichman, se centraron en analizar sus posibles rutas de síntesis, hasta descubrir que se trata de un proceso formado por dos pasos, en el que intervienen dos enzimas distintas. La primera ayuda a que el compuesto precursor se active y, finalmente, la segunda cataliza la reacción mediante la que este precursor, ya activado, se transforma en la nepetalactona.

Estos investigadores creen que el procedimiento puede ser muy similar al empleado en la síntesis de la vincristina y la vinblastina, ambas terpenos de origen vegetal con propiedades anticancerígenas que les confieren un gran potencial como compuestos quimioterapéuticos. El siguiente paso, por lo tanto, será comprobar si es así, de modo que se pueda diseñar un proceso de obtención de cara a la industria farmacológica. Además, según ha asegurado otra de las autoras del estudio en un comunicado de prensa, también pretenden explorar cómo intervienen estas sustancias en la interacción entre plantas e insectos. Esto, por ejemplo, podría servir para la síntesis de repelentes naturales para su uso en agricultura.

(hipertextual.com)