Ciudad de México.- Representantes de todos los municipios de Yucatán acudieron, como cada año, a la Basílica de Guadalupe a manifestar su devoción –de las más arraigadas del país– y participar en la celebración de la ceremonia litúrgica en honor de la Virgen Morena.

El arzobispo Gustavo Rodríguez Vega encabezó la grey católica, junto con el obispo auxiliar Pedro Mena Díaz, el emérito Emilio Carlos Berlie Belaunzarán, sacerdotes, seminaristas, laicos y diversas congregaciones religiosas.

De igual manera, acudieron los gremios con sus estandartes de los diversos barrios de Mérida, comunidades de la mayoría de las parroquias del estado, organizaciones marianas y, sobre todo, devotos, creyentes, a refrendar su fe y buscar la protección de la llamada Emperatriz de América.

Cada 12 de julio miles de guadalupanos yucatecos se movilizan por tierra y aire para participar en la misa especialmente organizada para ellos.

Numerosas familias vestidas con sus atuendos tradicionales, las mujeres con sus ternos o hipiles, y los hombres con su vestuario blanco y alpargatas llamaron la atención de los peregrinos que a diario llegan al recinto, el principal santuario mariano del mundo.

Al ritmo de temas tradicionales que interpretó una banda de músicos, mujeres bailaron jaranas, lo que dio realce a la tradicional visita.

El arzobispo Rodríguez Vega resaltó la importancia de la Basílica que recibe desde los años setenta a devotos de todo orbe, entre ellos, por primera ocasión a un sucesor de Pedro, en la persona de Juan Pablo II en enero de 1979.

En su homilía, afirmó que “algunos sacerdotes han cometido pecados gravísimos que a muchos han escandalizado”, por lo que pidió orar por ellos mediante intercesión de nuestra Madre de Guadalupe “para que seamos santos, superando día con día nuestra condición de pecadores”.

“Y oren también para que haya muchos jóvenes en Yucatán respondiendo al llamado del sacerdocio, y que pronto nuestro Seminario pueda verse repleto de jóvenes entusiastas, que quieran vivir su llamado en santidad, amando a Dios, pero también amando a su pueblo en Yucatán necesitado de muchos y muy santos sacerdotes”.

“Del mismo modo encomendamos a todos los jóvenes de Yucatán, para que los que han caído en las drogas o cualquier otro vicio, se liberen de toda esclavitud; para que los jóvenes que han perdido la fe vuelvan a creer; y para que todos ellos escuchen el llamado de Dios que los quiere conducir por una senda de santidad, de servicio y provecho para toda la comunidad”, indicó monseñor.

La liturgia finalizó con regalos depositados en el altar por los guadalupanos yucatecos, expresión de agradecimiento comunitario.

(Jesús Mejía)