Mérida, Yucatán.- Los yucatecos no fueron los únicos que la pasaron mal en el 2020, pues los árboles también tuvieron su propia calamidad: un gusano -que “atacó como nunca” el año pasado- y polillas que acabaron con el 15 por ciento de la flora de la ciudad.

Aunque las plagas que atacan al arbolado del Estado no son nuevas, sino cíclicas, por lo menos desde hace 5 años, una asociación le ha advertido a las autoridades locales de la “catástrofe ambiental” que, a la par de la sanitaria, se está viviendo en Yucatán y que literalmente está matando a los “gigantes verdes”.

El problema es que como la mayoría de los individuos que están muriendo, son de especies “introducidas” (como el flamboyán o el colorín pinto -prácticamente extinguido-, el Gobierno lo está tomando como una “selección natural” y no está defendiendo este “arboricidio”.

Recientemente, el corte de dos ejemplares del arbolado urbano cerca del parque de Santiago, en Mérida, generó polémica en redes sociales, principalmente porque algunos aseguraban que “hace algunos meses” estaban bien y daban buena sombra. Sin embargo, quien está detrás del reporte que motivó la acción del Ayuntamiento de Mérida, por el peligro que representaban para los ciudadanos, es la organización “Hoja Verde”, en ese “post”, explicaba que el gusano medidor “se desarrolló sin precedentes durante el 2020”.

“Lo que pasa es que no somos observadores y cuando cortamos los árboles la gente se pregunta qué pasa… ‘si estaban verdes, los envenenaron’, pero no, no fue así, murieron hace dos años, en nueve meses quedó seco”, explica Alejandro Escamilla Ávila, director del colectivo proambiental.

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En el “post” donde responde a los comentarios negativos, la organización, con sede en Mérida, explica que el gusano medidor proliferó como nunca antes durante 2020, principalmente por la intensas lluvias; y aunque no fue el único causante de la pérdida de ejemplares, sí tuvo un fuerte impacto en el arbolado urbano.

El líder de la organización, Alejandro Escamilla, pone una muestra del problema: los árboles que están en la Unidad Médica Familiar (UMF), número 59 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) fueron atacados por la plaga de proporciones “bíblicas” de gusano medidor del año pasado y actualmente todos están muertos, aún cuando la gente pueda verlos en pie.

Narra que el problema fue tan grave que los gusanos comenzaron a invadir el área de urgencias, habilitada como de atención de enfermos de Covid-19, y que incluso se metían en la ropa del personal médico. Las autoridades del hospital se vieron en la necesidad de fumigar para acabar con la plaga.

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Pero no es el único caso que han documentado: ahí están la desaparición de árboles en los parques de La Mejorada, Los Cocos y de Lourdes Industrial, donde las autoridades ha remplazado algunos pero aún faltan.

Y a pesar de que la organización advirtió de este inusual problema -por sus proporciones- al Ayuntamiento de Mérida, no hubo respuesta. En cambio, el Ayuntamiento de Umán, donde también hubo un “ataque desproporcionado de gusano medidor”, tomó cartas en el asunto.

“El 2020 fue catastrófico, pero desde 2015 lo dije y ahora se están viendo las consecuencias… en Paseo de Montejo tenemos afectación de mucho árboles”, explica, al tiempo que advierte de que muchos ahí tendrán que ser cortados y sustituidos.

Ejemplo del problema que ha vivido desde hace muchos años en Yucatán, recuerda que hay un árbol que prácticamente se ha extinguido: el colorín pinto; el último ejemplar (foto con la que se ilustra este texto, cortesía de Hoja Verde).

La organización ambientalista -cuya labor consiste en documentar el daño en la flora y replantar, en ocasiones con ayuda de las autoridades- denuncia que la desaparición de árboles “de ornato” no tiene un impacto económico y, por tanto, no se lo considera un problema desde el punto de vista político.