Mérida, Yucatán.- Pese a contar con particularidades únicas en el reino animal como el ser el vertebrado más pequeño, el ave capaz de batir sus alas 80 veces por segundo y con capacidad de volar en todas las direcciones, el colibrí encuentra en Yucatán dificultades para su sobrevivencia.

La bióloga integrante del proyecto Santa María de Conservación de Aves y su Hábitat, Amada Pan, expresó lo anterior al mencionar que las intensas lluvias del año pasado, las variaciones de temperatura por los efectos del cambio climático y las alteraciones a su hábitat han reducido la población de colibríes en el estado.

Advirtió en entrevista que se encuentra a punto de desaparecer la especie de colibrí llamada popularmente “Tijereta mexicano” (Doricha Eliza, su nombre científico), la única endémica que fue común en la zona costera y ahora es muy rara su presencia.

La bióloga egresada del Tecnológico de Conkal explicó que la invasión y la actividad humana, la basura y la dispersión de plaguicidas y agroquímicos en los manglares y otros humedales han sido causantes de la disminución drástica de la población del “Tijereta mexicano”, tal forma que ahora es extraordinario visibilizarlo.

De 58 especies existentes de colibríes en el país, en la península de Yucatán se ha registrado a 14, cuyos número de ejemplares es difícil de contabilizar, pero lo que sí es real es la menor presencia de estas aves en los últimos años, recalcó.

Otras especies que son todavía frecuentes en la región son el Cola Canela (Amazilla Tzacatl), Garganta Rubí (Archilochus colubris), Colibrí Esmeralda (Chlorostibon caniveti) y el Colibrí Cándido (amazilla candida), todos ellos avistados y fotografiados en Yucatán.

Planteó que las intensas lluvias del segundo semestre del año pasado afectaron de manera considerable a estas diminutas aves por la anegación y destrucción de plantas y flores, además de que el proyecto Santa María recibió reportes y solicitudes de rescate de aves fallecidas o a punto de morir.

Amada Pan expuso que las modificaciones al hábitat de estas aves, las cuales sobreviven con el néctar de determinadas flores y otras sustancias, constituyen el principal problema de sobrevivencia, además de los depredadores con los que enfrenta en las ciudades como son perros y gatos.

Otra forma de depredación son las supersticiones, ya que en febrero muchas personas matan colibríes para utilizarlos como magia, pues creen que ayudan a atraer el amor.

El proyecto Santa María de Conservación de Aves y su Hábitat instaló un vivero de plantas y flores llamado “Casa del colibrí” en un terreno de 450 metros cuadrados (en Industrias No contaminantes) a donde acuden ejemplares de hasta de cuatro especies a alimentarse o buscar protección, igual que abejas y mariposas.

Describió que el metabolismo de esas aves es muy particular, es el más rápido de las especies vivientes, ya que requieren alimentarse cada 10 minutos, de ahí la necesidad de mantener las fuentes de alimentación basadas en el azúcar, la savia, el polen y los insectos.

En ese sentido, recomendó a las familias que cuentan con patio o espacio para jardín cultivar diversidad de flores, como el tulipán silvestre, la manzanillay la anacahuita, de preferencia rojas, que es el color que los atrae, el balché, el frijolillo y el jabin, y que estén libres de posibles depredadores como gatos y perros.

Con motivo del Covid-19, dijo, se suspendieron los encuentros y pláticas de concientización con grupos escolares sobre la necesidad de preservar los colibríes, ya que además de que son importantes en la polinización, junto con abejas y murciélagos, favorecen la cadena alimenticia y al equilibrio ecológico.

De acuerdo con el sitio web Colibripedia, cuando un macho trata de impresionar a una hembra el batido de sus alas puede aumentar hasta 200 veces por segundo.

(LectorMx)