Mérida, Yucatán.- La celebración en familia del Grito de Independencia, con comida y antojos típicos, gaseosas y bebidas con alcohol, además de adornos y accesorios para vestimenta costará un 20 por ciento más que el año pasado, calculó La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).

En una estimación del gasto que efectuarán las familias el próximo domingo 15 de septiembre, la organización mencionó que una reunión familiar con unas 10 personas requiere de seis mil pesos en promedio, cuando el año pasado se necesitó de unos cinco mil pesos.

Elaborar el pozole para 10 personas puede a costar mil 700 pesos; tinga de pollo, mil 100 pesos; pata para tostadas mil pesos; pambazos rellenos mil 200 pesos; refrescos, agua de sabor, cerveza y tequila unos dos mil 500 y adornos típicos para decorar 550 pesos.

“Esta opción de festejo es la que más se da, pues implica un gasto más o menos acotado y se disfruta de un variado buffet preparado por las familias invitadas”, explicó Cuauhtémoc Rivera, presidente de ANPEC, al comentar que el gasto es mayor en restaurantes, bares y salones de fiestas.

Otra opción que tienen las familias para festejar es acudir a los zócalos de su ciudad a dar el Grito, lo que no es nada barato tampoco. Entre el transporte y los antojitos como esquites, buñuelos, marquesitas y otro, el gasto puede ser considerable, un 25 por ciento más de lo pagado el año pasado.

En restaurantes, bares o antros, espacios en donde el eje de la fiesta es el consumo de alcohol y, ya de manera colateral, la cena patria, el gasto será de aproximadamente mil 200 pesos por persona.

Vestir con un atuendo típico mexicano para la ocasión, podría elevar la cantidad hasta en mil pesos por persona. Si se contrata mariachi, cuesta 500 pesos en promedio cada canción y van a domicilio por un mínimo de seis canciones.

Al revisar los costos de las fiestas patrias, es posible apreciar cómo el fenómeno inflacionario, que es de seis por ciento en lo que va del año, ha elevado los precios de prácticamente todos los insumos.

“No es una celebración en condiciones económicas holgadas, ni estamos viviendo un ambiente festivo, pero la inercia social y la necesidad de desahogo, junto al sentimiento de lucha por conservar nuestras tradiciones, nos brinda el empuje para convivir con los nuestros aun y cuando salgamos con los bolsillos más rotos”, declaró el dirigente.

(Jesús Mejía)