Siempre he sentido envidia de la gente que puede arreglárselas durmiendo seis horas. Yo prefiero ocho, a veces más. Puedo funcionar con seis, pero después de unos días mi cerebro estará muy por debajo de su capacidad total.
La cantidad de horas que dormimos nos afecta a todos. El exceso de sueño nos deja aturdidos y desorientados. Dormimos demasiado poco y nuestro estado de ánimo y concentración sufren y también aumenta el riesgo de diabetes, obesidad e hipertensión arterial.
La mayoría de nosotros duerme entre seis y nueve horas por noche, lo que significa que pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo. Puede parecer mucho tiempo, pero somos los que menos dormimos entre todos los primates, el grupo que incluye a monos, simios y nosotros.
Así lo afirma un nuevo análisis que examina el impacto que ha tenido el sueño sobre nuestra evolución.
La nueva investigación sugiere que los seres humanos han evolucionado para dormir menos, pero también más profundamente, y puede ayudar a explicar nuestro éxito como especie.
Hace tres millones de años, nuestros antepasados Australopithecines todavía tenían cuerpos parecidos a los de los monos y probablemente dormían en los árboles, como los chimpancés modernos.
(Información completa: bbc.com/mundo)